Hunter descubrió las tirosina quinasas, Schlessingr explicó su mecanismo de actuación y Sawyers lo aplicó a la clínica y al desarrollo de fármacos
MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
La Fundación BBVA ha entregado la séptima edición de sus premios 'Fronteras del Conocimiento', en la categoría de 'Biomedicina', al director del Cancer Center del Salk Institute de La Jolla (Estados Unidos), Tony Hunter; al director del departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (Estados Unidos), Joseph Schlessinger; y al director del Programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (Estados Unidos), Charles Sawyers, por ser los precursores del nacimiento de la medicina personalizada contra el cáncer.
El jurado del galardón, otorgado con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha contado con la participación de cuatro expertos y ha estado presidido por la catedrática de Biotecnología Animal en el departamento de Ciencias Animales de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), Angelika Schnieke. Además, ha contado como secretario con el catedrático de Neurociencias y director del Centro de Neurobiología del Desarrollo del Consejo de Investigación Médica en el King's College London (Reino Unido), Óscar Marín.
Tras analizar 65 nominaciones, tal y como ha informado el director de la Fundación BBVA, Rafael Pardo, los expertos han acordado premiar el trabajo realizado por estos tres investigadores, quienes han sido nominados por el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Yale, Robert J.Alpern; el presidente del Salk Institute, William R. Brody; y el director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, Josep Baselga.
"Su trabajo ha contribuido al desarrollo de una nueva fórmula de fármacos contra el cáncer", ha insistido la presidenta del jurado. Y es que, los tres se han centrado en el estudio de las tirosina quinasas, una familia de proteínas indispensables en multitud de procesos celulares vitales como la proliferación o el metabolismo.
El descubrimiento cobra "especial relevancia" si se tiene en cuenta que muchos tipos de cáncer se deben a mutaciones relacionadas con la actividad de las tirosina quinasa. De hecho, según ha informado Schnieke, actualmente un tercio de los esfuerzos de investigación y desarrollo en el campo farmacéutico corresponden al estudio de los receptores de tirosina quinasa y sus patrones de señalización para terapias contra el cáncer.
EL TRABAJO DE LOS PREMIADOS
En concreto, en 1979 Hunter descubrió estas proteínas que, según los expertos, permiten a la célula percibir su entorno gracias a que abren una puerta específica en al membrana celular y generan una cascada de señales claves para regular la proliferación celular, entre otros muchos procesos. Actualmente se conocen ya más de 500 proteínas tirosina quinasas.
Posteriormente, Schlessinger consiguió explicar su mecanismo de actuación. Estas proteínas pueden ser de dos clases: las que actúan como receptores de señales en la superficie de las células, y las que se encuentran en el interior y sirven para transmitir y amplificar estas órdenes.
En este sentido, en los años 80, el investigador descubrió que para que los receptores tirosina quinasa transmitan señales del entorno al interior de la célula necesitan asociarse en pares, algo que está promovido por su propia fosforilación, desvelando así el mecanismo universal de funcionamiento de dichos receptores.
"Nos dedicamos a entender cómo funcionaban las rutas y resultó claro que si desarrollábamos inhibidores para ellas había nuevos fármacos contra el cáncer. Es decir, al principio no sabíamos que esto iba a ser importante para los tumores, y ahora ya hay una treintena de fármacos basados en esta línea y que son mucho más selectivos y eficaces. Están basados en lo que causa cada cáncer y, por ello, hablamos de medicina personalizada", ha argumentado Schlessinger.
AUMENTO DE LA ESPERANZA DE VIDA
Ahora bien, el experto ha reconocido que los nuevos medicamentos aumentan la esperanza de vida pero no curan completamente debido a las resistencias que generan las células cancerígenas. Estas declaraciones han sido corroboradas por Sawyers quien ha recordado que el cáncer es una enfermedad "muy compleja" que implica "muchos cambios".
Precisamente, en la investigación del fenómeno de las resistencias ha sido fundamental la contribución de Sawyers, quien descubrió el mecanismo para inhibir la función de una proteína tirosina quinasa que se encuentra mutada en la leucemia mieloide crónica, lo cual le permitió entender por qué algunos pacientes eran resistentes a su tratamiento y desarrollar una alternativa.
"El tipo de mutaciones determina la elección del fármaco y ahora y se conocen cientos de mutaciones y, en muy poco tiempo, se ha pasado de tener solo un fármaco a decenas de medicamentos que actúan sobre ellas. Es un éxito que no sería posible sin la investigación básica, la cual ha permitido la compresión de los mecanismos profundos del cáncer", ha apostillado el investigador.
Finalmente, ambos expertos no han querido pronosticar si en un futuro no existirá el cáncer gracias a los nuevos tratamientos, aunque han asegurado que con la combinación de diferentes terapias se puede conseguir prevenir la aparición de resistencias y, por ende, "manejar, gestionar la enfermedad y aumentar la esperanza de vida".