MADRID, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
Fumar deja su "huella" en el genoma humano en la forma de la metilación del ADN, un proceso por el cual las células controlan la actividad de los genes, según revela una nueva investigación publicada en 'Circulation: Cardiovascular Genetics', una revista de la Asociación Americana del Corazón. Los hallazgos sugieren que la metilación del ADN podría ser una señal importante que revela la historia de tabaquismo de una persona y proporcionar a los investigadores posibles objetivos para nuevas terapias.
"Estos resultados son importantes porque la metilación, como uno de los mecanismos de regulación de la expresión génica, afecta a qué genes se activan, lo cual tiene implicaciones para el desarrollo de enfermedades relacionadas con el tabaquismo", explica Stephanie J. London, autora y directora adjunta de la División de Epidemiología en el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud, en Research Triangle Park, Carolina del Norte, Estados Unidos. "Igualmente importante es nuestra conclusión de que, incluso después de que alguien deje de fumar, todavía vemos los efectos del tabaco en su ADN", resalta.
El tabaquismo sigue siendo la principal causa evitable de muerte en el mundo, a pesar de que ha dismunido el consumo de tabaco en muchos países como resultado de las campañas para dejar de fumar y la acción legislativa. Incluso, décadas después de dejarlo, los exfumadores tienen un riesgo a largo plazo de desarrollar enfermedades, incluyendo algunos tipos de cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y accidente cerebrovascular.
Aunque se conocen poco los mecanismos moleculares responsables de estos efectos a largo plazo, estudios anteriores que vinculan sitios de metilación del ADN a genes involucrados en la enfermedad coronaria y enfermedad pulmonar sugieren que puede desempeñar un papel importante.
Los investigadores realizaron un meta-análisis de los sitios de metilación del ADN en todo el genoma humano utilizando muestras de sangre tomadas de cerca de 16.000 participantes de 16 grupos de 'Cohorts for Heart and Aging Research in Genetic Epidemiology (CHARGE) Consortium', entre ellos un grupo del 'Framingham Heart Study' que ha sido seguido por los investigadores desde 1971.
Los científicos compararon los sitios de metilación del ADN en fumadores actuales y anteriores con los que nunca fumaron y encontraron sitios de metilación del ADN vinculados con fumar se relacionaron con más de 7.000 genes, o un tercio de los genes humanos conocidos. Para las personas que dejaron de fumar, la mayoría de los sitios de metilación del ADN volvieron a los niveles observados en los que nunca habían fumado dentro de los cinco años desde que se abandonó el hábito.
ALGUNAS SEÑALES PERMANECEN 30 AÑOS DESPUÉS DE DEJAR EL TABACO
Sin embargo, algunos sitios de metilación del ADN persistieron incluso después de 30 años después de haber dejado de fumar. Los sitios de metilación más significativos estaban relacionados con genes enriquecidos vinculados con numerosas enfermedades causadas por el tabaquismo, como las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los autores sugieren que algunos de estos sitios de metilación de larga duración pueden ser potenciales señales de genes para los exfumadores de que todavía están en mayor riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. El descubrimiento de sitios de metilación del ADN relacionados con el tabaquismo plantea la posibilidad de desarrollar biomarcadores para evaluar los antecedentes de tabaquismo del paciente, así como el desarrollo de nuevos tratamientos dirigidos hacia estos sitios de metilación.
El análisis principal no fue diseñado para examinar los efectos durante largos periodos de tiempo. Los investigadores señalan que éste es el mayor estudio de los efectos del tabaquismo sobre la metilación del ADN. "Nuestro estudio ha encontrado pruebas concluyentes de que fumar tiene un impacto duradero en nuestra maquinaria molecular, un impacto que puede durar más de 30 años", afirma uno de los autores, Roby Joehanes, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
"La buena noticia es que una vez que se deja de fumar, la mayoría de las señales de metilación del ADN vuelven a los niveles de cuando no se fumaba después de cinco años, lo que significa que el cuerpo está tratando de curarse a sí mismo de los efectos nocivos del consumo de tabaco", concluye.