MADRID, 29 May. (EUROPA PRESS) -
El tabaco acelera los procesos de envejecimiento y daño ocular, debido a que los efectos nocivos que desprende afectan a las redes de vasos sanguíneas del ojo, según han advertido los especialistas del Instituto de Microcirugía Ocular (IMO), en marco del Día Mundial sin Tabaco, que se celebra este jueves.
En concreto, la retina es una "estructura altamente vascularizada, que acusa de forma directa las consecuencias de una mala circulación debido a los tóxicos del tabaco", han especificado desde IMO. Por lo que esta falta de riego provoca que se reduzca el aporte de oxígeno que llega a la retina, la cual no puede "respirar y recuperarse adecuadamente y, por tanto, tiene más posibilidades de sufrir lesiones".
Así, los especialistas han puesto de manifiesto que evitar el tabaco es uno de los factores clave para prevenir la retinopatía diabética, la enfermedad vascular "más frecuente de la retina", y que la padecen la mitad de las personas con diabetes tras 15 o más años de evolución.
"Dado que la descompensación metabólica de la diabetes ya daña los vasos retinianos, sumarle el hecho de ser fumador perjudica doblemente la visión", ha alertado el doctor Rafael Navarro, especialista de IMO.
Otra patología que destacan por su relación con el hábito tabáquico es la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), que, según han señalado, es la primera causa de ceguera en mayores de 65 años, y además el riesgo de sufrirla se multiplica por 5 en personas que fuman.
"Se trata de una enfermedad de origen complejo en la que, además de la edad y la predisposición genética, también influyen factores ambientales, siendo el principal de ellos el hábito tabáquico, que propicia tanto su aparición como su progresión", ha declarado la doctora Anniken Burés.
A su vez, los daños que acumulan los fumadores sobre la salud ocular se pueden ver traducidos en el desarrollo precoz de cataratas, según han manifestado los especialistas.
Los especialistas han advertido que l a opacificación progresiva del cristalino -la lente natural del ojo que, con los años, va perdiendo su transparencia- se ve acelerada por el efecto oxidante de las sustancias nocivas del tabaco, que precipitan su proceso natural de envejecimiento.
En este sentido, han recordado que hay estudios que apuntan al "estrés oxidativo", en el que repercute fumar, y puede contribuir al daño del nervio óptico que se produce en el glaucoma.
Por último, "en algunos pacientes con esta enfermedad sin hipertensión ocular se está explorando el papel que pueden tener en el desarrollo de la enfermedad los problemas vasculares, que tampoco se ven beneficiados por el tabaco", ha concluido la doctora Laia Pascual, especialista del Departamento de Glaucoma del instituto.