MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un equipo del Instituto Pasteur de París y la Universidad de Versalles, en Francia, ha demostrado por primera vez que las células madre de humanos y ratones pueden seguir siendo útiles incluso después del fallecimiento de los individuos, tras comprobar que son capaces de entrar en un estado latente que les permite mantener su potencial.
Así se desprende de un estudio publicado en 'Nature Communications', cuyos resultados han demostrado que las células madre músculo-esqueléticas son capaces de sobrevivir hasta 17 días en humanos y 16 días en ratones una vez muertos, mucho más de los uno o dos días que se pensaba hasta ahora.
Esto es posible, según han comprobado, porque tienen la capacidad de reducir significativamente su actividad metabólica ante cualquier condición adversa, incluido el fallecimiento, lo que les permite preservar su potencial para la división celular.
Este "estado latente" es el resultado de su organización celular, que se elimina al mínimo, con una menor cantidad de mitocondrias y una disminución de la energía.
"Podemos comparar esto con aquellas condiciones patológicas en que las células tienen pocos recursos", ha explicado Fabrice Chrétien, que matiza que esto sucede antes de iniciarse el ciclo normal de las células para la regeneración de tejidos y órganos dañados.
Chrétien y su equipo quisieron corroborar si estos resultados podían ser consistentes en otros tipos de células, para lo que se tomaron como muestra células madre de médula ósea, donde se generan las células sanguíneas, observando en ratones cómo su viabilidad se mantuvo hasta cuatro días después de la muerte, conservando a su vez su capacidad para reconstruir el tejido.
Este descubrimiento podría constituir la base de una nueva fuente, y más importante, nuevos métodos de conservación para las células madre utilizadas para el tratamiento de diversas patologías, ha explicado este experto.
"Este es el caso de la leucemia, por ejemplo, que requiere un trasplante de médula ósea para restaurar la sangre de un paciente y las células inmunes destruidas por la quimioterapia y radioterapia", ha explicado.
Asimismo, han admitido que son necesarios nuevos análisis que determinen qué aplicación clínica puede tener este hallazgo.