MADRID, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un análisis dirigido por investigadores del Imperial College London y el Departamento Nuffield de Salud Poblacional de la Universidad de Oxford (Reino Unido) ha analizado las infecciones por COVID-19 en recién nacidos de todo Reino Unido. Según sus hallazgos, publicados en la revista 'The Lancet Child and Adolescent Health', las formas graves de coronavirus son "raras" en los recién nacidos.
El estudio rastreó a todos los bebés menores de 29 días con COVID-19 en Reino Unido que necesitaban ser hospitalizados entre principios de marzo y finales de abril, en el punto álgido de la primera ola de la pandemia de COVID-. Los bebés fueron rastreados usando un sistema nacional llamado Unidad de Vigilancia Pediátrica Británica, al que contribuyen todos los pediatras de Reino Unido.
El estudio encontró que 66 bebés necesitaron tratamiento hospitalario por la infección de COVID-19 en este período. Esto equivale a 1 de cada 1.785 nacimientos, el 0,06 por ciento de los nacimientos. Casi la mitad (45%) de los bebés que desarrollaron una infección grave procedían de grupos negros, asiáticos o de minorías étnicas. Alrededor de uno de cada cuatro de los bebés (24%) nació prematuramente (es decir, antes de las 37 semanas). Ambos datos son más altos de lo que cabría esperar de la población de nacimientos de Reino Unido.
Se sospecha que solo 17 bebés, de los 66 recién nacidos del estudio, se contagiaron de COVID-19 de su madre en los primeros siete días después del nacimiento. Siete de estos 17 bebés desarrollaron COVID-19 a pesar de haber sido separados de su madre inmediatamente después del nacimiento. Esto apoya la recomendación de mantener a la madre y al bebé juntos, incluso cuando se sospecha o se sabe que la madre tiene COVID-19, según los investigadores. Se cree que seis bebés contrajeron COVID-19 mientras estaban en el hospital.
Ninguno de los bebés del grupo murió a causa de COVID-19. Aunque lamentablemente un bebé murió, esto no se relacionó con la infección por COVID-19. Cuando se analizaron los datos, casi el 90 por ciento de los bebés se habían recuperado totalmente de la infección y habían sido dados de alta del hospital.
El estudio sugiere que una mayor proporción de recién nacidos que desarrollan una enfermedad grave necesitarán cuidados intensivos o apoyo respiratorio (36%), en comparación con los niños mayores (13%). Sin embargo, los autores del estudio añaden que la infección grave en los recién nacidos sigue siendo muy rara.
Los investigadores añaden que, en general, este estudio sugiere que una pequeña proporción de bebés contrajeron COVID-19 de su madre. Explican que, a la luz de esto, si una madre da positivo en las pruebas de COVID-19, su bebé no necesita ser separado de ella al nacer. Añaden que siete bebés que fueron separados de su madre al nacer en este estudio aún contrajeron el virus.
"Los padres, y los futuros padres, están comprensiblemente preocupados de que sus bebés se enfermen de COVID-19. Este estudio, con suerte, proporcionará cierta tranquilidad, ya que sugiere que la infección grave por COVID-19 en los recién nacidos es muy rara. La mayoría de los bebés sólo desarrollan síntomas leves cuando se infectan con el virus y se recuperan completamente. Esta investigación también apoya la orientación británica e internacional para mantener a la madre y al bebé juntos, incluso cuando se sabe o se sospecha que la madre tiene COVID-19", explica Chris Gale, co-autor principal del estudio.
El investigador precisa que aunque este estudio demostró que seis bebés pueden haber contraído COVID-19 adquirido en el hospital, estos datos "eran del principio de la pandemia, y las medidas de control de la infección en las unidades neonatales y pediátricas han mejorado drásticamente en los últimos seis meses".
El equipo de investigación señala, por otra parte, que resulta necesario realizar una investigación urgente para comprender por qué tantos bebés hospitalizados con COVID-19 grave procedían de grupos negros, asiáticos o de minorías étnicas.