MADRID, 4 Dic. (INFOSALUS) -
La prueba se denomina de forma técnica oftalmoscopia y consiste en mirar la parte de atrás del ojo, el nervio óptico y la retina, algo que puede hacerse de forma directa e indirecta.
Según explica a Infosalus José Manuel Benítez del Castillo, Secretario General de la Sociedad Española de Oftalmología y Catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid, en la observación directa se observan las estructuras oculares tal y como están dentro del ojo en una imagen unidimensional, y en la indirecta se observan estas partes del ojo al revés y con carácter tridimensional, por lo que el especialista debe saber interpretar esta información pues la imagen es similar a la que podría devolver un espejo.
En la versión directa de la prueba el especialista acerca un oftalmoscopio al ojo del paciente para observar a través de la pupila la mácula, el nervio óptico y la retina en una imagen unidimensional y con menos relieve. Es una prueba que realizan sobre todo médicos internistas en los hospitales.
La oftalmoscopia indirecta se puede realizar con lámpara de hendidura que requiere que la persona esté sentada y apoye la barbilla en un instrumento colocado al frente que ayuda a mantener la cabeza firme y que interpone unas lentes entre el médico y el paciente. En este tipo de prueba se consigue una imagen tridimensional, en relieve, del interior del ojo.
En otra versión de la oftalmología indirecta, el oftalmólogo emplea un casco con una luz similar a la linterna de un minero y que permite al oftalmólogo observar por distintos tipos de lentes el ojo del paciente.
A través de una oftalmoscopia directa también es posible observar enfermedades como la degeneración macular, la diabetes, la hipertensión o el edema del nervio óptico, entre otras.
¿QUÉ SE APRECIA EN LA OFTALMOSCOPIA?
Gracias a la dilatación de la pupila se realiza una mejor observación de las estructuras del ojo ya que es posible observar la periferia retiniana, algo fundamental por ejemplo en un examen en el que se desee determinar si las moscas volantes que se observan (miodesopsias) han causado un desprendimiento del vítreo capaz de producir un desgarro de retina.
La hipertensión se denota en arterias que se estrechan y se hacen más finas y la arterosclerosis en arterias más duras y rígidas. En el caso de la retinopatía derivada de la diabetes se observan microaneurismas y dilataciones vasculares, hemorragias y exudados duros.
En lo que se refiere a la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), una de las principales causas de ceguera en el mundo desarrollado, es posible observar en la retina cómo ésta se hunde (DMAE seca) o se levanta (DMAE húmeda).
¿CÓMO SE DILATA LA PUPILA?
La periferia retiniana se puede observar en examen de fondo de ojo completo gracias a la dilatación de la pupila que realizan los oftalmólogos. Los fármacos que se emplean se denominan midriáticos ya que producen midriasis, el aumento del diámetro de la pupila o su dilatación.
Los fármacos midriáticos son de dos tipos según actúan durante más o menos tiempo. Así, en el tratamiento de la uveitis anterior se emplean para evitar adherencias entre el iris y el cristalino en un tratamiento que dura unas semanas y cuyos efectos son prolongados. Es el caso de un fármaco midiátrico denominado atropina.
Benítez del Castillo apunta que en el caso del examen de fondo de ojo se emplean midriáticos de acción rápida, como la tropicamida, que en 20 minutos consiguen dilatar la pupila y cuyos efectos permanecen solo entre 3 a 6 horas.
¿CUÁNDO DEBO PASAR POR UNA PRUEBA DE FONDO DE OJO?
La prueba forma parte del protocolo normal de exploración oftalmológica al paciente. En el fondo de ojo se observa la parte de atrás del ojo y el nervio óptico, la mácula, la retina y la periferia retiniana.
Según señala Benítez del Castillo, el examen se debe realizar siempre que la persona refiera que ve torcido (problemas en la mácula), observa moscas volantes y destellos (miodesopsias) o experimente pérdida de visión.
En el caso de los más pequeños, la primera visita al oftalmólogo se debe realizar a los 3 años de edad para descartar posibles problemas de ojo vago que de detectarse más tarde interferirán con el desarrollo de la visión y no podrán corregirse.
En la población general las revisiones oftalmológicas deberían realizarse al menos cada 2 años y si existen antecedentes de glaucoma en la familia una vez al año a partir de los 40 años de edad, concluye el oftalmólogo.