El flujo sanguíneo reducido altera las células madre y favorece la metástasis tumoral

Archivo - Imagen de recurso de la representación de sangre.
Archivo - Imagen de recurso de la representación de sangre. - CIBEROBN - Archivo
Publicado: viernes, 22 agosto 2025 7:39

MADRID 22 Ago. (EUROPA PRESS) -

Un nuevo estudio de NYU Langone Health (EEUU) revela que cortar el flujo sanguíneo puede envejecer prematuramente la médula ósea, lo que debilita la capacidad del sistema inmunitario para poder combatir el cáncer.

Publicado en 'JACC-CardioOncology', el estudio demostró que la isquemia periférica (restricción del flujo sanguíneo en las arterias de las piernas) provocaba que los tumores de mama en ratones crecieran al doble de velocidad que en ratones sin restricción del flujo. Estos hallazgos se basan en un estudio de 2020 del mismo equipo que descubrió que la isquemia durante un ataque cardíaco tiene el mismo efecto.

La isquemia se produce cuando se acumulan depósitos de grasa, como el colesterol, en las paredes de las arterias, lo que provoca inflamación y coágulos que restringen el flujo de sangre rica en oxígeno. Cuando esto ocurre en las piernas, provoca una enfermedad arterial periférica, que afecta a millones de estadounidenses y puede aumentar el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral.

"Nuestro estudio demuestra que la alteración del flujo sanguíneo impulsa el crecimiento del cáncer independientemente de la parte del cuerpo en la que se produzca", afirma la autora correspondiente Kathryn J. Moore, doctora y profesora de Cardiología Jean y David Blechman en el Departamento de Medicina, División de Cardiología Leon H. Charney, Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York.

"Esta relación entre la enfermedad arterial periférica y el crecimiento del cáncer de mama subraya la importancia fundamental de abordar los factores de riesgo metabólicos y vasculares como parte de una estrategia integral de tratamiento del cáncer", ha añadido Moore.

Es importante destacar que el equipo de investigación descubrió que la restricción del flujo sanguíneo provoca un cambio hacia poblaciones de células inmunitarias que no pueden combatir eficazmente las infecciones y el cáncer, lo que refleja los cambios observados con el envejecimiento.

SESGO SISTÉMICO

Para examinar los mecanismos que subyacen a la relación entre las enfermedades cardiovasculares y el crecimiento del cáncer, los autores del estudio desarrollaron un modelo murino con tumores de mama e indujeron isquemia temporal en una extremidad posterior. A continuación, el equipo comparó el crecimiento del cáncer en ratones con y sin alteración del flujo sanguíneo.

Sus hallazgos se basan en la naturaleza del sistema inmunitario, que evolucionó para atacar a las bacterias y virus invasores y, en condiciones normales, para detectar y eliminar las células cancerosas. Estas funciones protectoras dependen de las reservas de células madre de la médula ósea, que pueden activarse según sea necesario para producir poblaciones clave de glóbulos blancos a lo largo de la vida.

Normalmente, el sistema inmunitario responde a las lesiones o infecciones aumentando la inflamación para eliminar las amenazas y luego reduciéndola para evitar daños en los tejidos sanos. Este equilibrio se mantiene gracias a una mezcla de células inmunitarias que activan o suprimen la inflamación.

Los investigadores descubrieron que la reducción del flujo sanguíneo altera este equilibrio. Reprograma las células madre de la médula ósea para favorecer la producción de células inmunitarias mieloides (monocitos, macrófagos, neutrófilos) que amortiguan las respuestas inmunitarias, al tiempo que reduce la producción de linfocitos como las células T, que ayudan a generar respuestas antitumorales fuertes.

El entorno local dentro de los tumores mostró un cambio similar, acumulando más células inmunosupresoras, incluidos monocitos Ly6Chi, macrófagos M2-like F4/80+ MHCIIlo y células T reguladoras, que protegen al cáncer del ataque inmunitario.

Otros experimentos demostraron que estos cambios inmunitarios eran duraderos. La isquemia no solo alteró la expresión de cientos de genes, cambiando las células inmunitarias a un estado más tolerante al cáncer, sino que también reorganizó la estructura de la cromatina -el andamio proteico que controla el acceso al ADN-, lo que dificultó que las células inmunitarias activaran los genes implicados en la lucha contra el cáncer.

"Nuestros resultados revelan un mecanismo directo por el cual la isquemia impulsa el crecimiento del cáncer, reprogramando las células madre de manera similar al envejecimiento y promoviendo la tolerancia inmunitaria", afirma la primera autora, Alexandra Newman, doctora y becaria posdoctoral en el laboratorio de Moore.

"Estos hallazgos abren la puerta a nuevas estrategias en la prevención y el tratamiento del cáncer, como la detección precoz del cáncer en pacientes con enfermedad arterial periférica y el uso de terapias moduladoras de la inflamación para contrarrestar estos efectos", indica Newman.

De cara al futuro, el equipo de investigación espera ayudar a diseñar estudios clínicos que evalúen si las terapias existentes dirigidas a la inflamación pueden contrarrestar los cambios postisquémicos que impulsan el crecimiento tumoral.

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