MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
Es bien sabido que los bebés jóvenes están más interesados en las caras que otros objetos. Ahora, investigadores informan que tienen evidencia de que esta preferencia por las caras se desarrolla en el útero. Al proyectar luz a través de la pared uterina de madres embarazadas, encontraron que los fetos a las 34 semanas de gestación giran la cabeza para mirar imágenes similares a las caras frente otras formas.
Los hallazgos -que se detallan en un artículo publicado este jueves en 'Current Biology-- muestran que es posible explorar la percepción visual y la cognición en los bebés antes de nacer. "Hemos demostrado que el feto puede distinguir entre diferentes formas, prefiriendo rastrear las formas similares a los rostros que otras -afirma Vincent Reid, de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido--. Esta preferencia se ha reconocido en los bebés durante muchas décadas, pero hasta ahora no se había intentado la exploración de la visión fetal".
Reid apunta que las barreras técnicas habían impedido estudios previos de la visión fetal y el comportamiento en el útero, pero él y sus colegas se dieron cuenta de que esos retos podrían superarse. El nuevo trabajo fue posible gracias al ultrasonido 4D de alta calidad. Los científicos también se dieron cuenta de que es posible que la luz penetre a través del tejido humano y en el útero, donde un feto podría verla.
Los investigadores probaron las respuestas de 39 fetos a los patrones de luz que se les presentaron en orientación vertical e invertida. La luz proyectada se movió a través de su campo de visión, mientras que los autores observaron las reacciones de los fetos usando ultrasonido 4D. Esos vídeos de ultrasonido mostraron que los bebés en desarrollo giraban la cabeza para mirar más a menudo estímulos parecidos a las caras que estaban rectos, que aquellos que se les presentaban boca abajo.
"Existe la posibilidad de que el feto encuentre alguna forma interesante debido a la novedad del estímulo --dice Reid--. Si fuera así, no habríamos visto ninguna diferencia en cómo respondieron a las versiones verticales y al revés de los estímulos, pero resultó que respondieron de una manera muy similar a los bebés".
Los hallazgos sugieren que la preferencia de los bebés por las caras comienza en el útero y que no hay aprendizaje o experiencia después del nacimiento. Además, se confirma que los fetos tienen suficiente luz para ver y tener experiencias visuales en el útero, aunque Reid desaconseja a las madres embarazadas iluminar con luces brillantes sus vientres.
Los investigadores ahora están trabajando para mejorar la fuente de luz usada en el estudio actual a la hora de preparar exploración adicional de la percepción fetal y de la cognición en el útero. Por ejemplo, dicen, los recién nacidos pueden discriminar números y cantidades y quieren averiguar si un feto en el tercer trimestre también tiene esa capacidad.