MADRID, 19 May. (EUROPA PRESS) -
Un accidente isquémico transitorio, también conocido como miniaccidente cerebrovascular, se define generalmente como un bloqueo temporal del flujo sanguíneo al cerebro que causa síntomas que desaparecen en un día. Las personas que sufren un accidente isquémico transitorio pueden presentar síntomas como caída del rostro, debilidad en los brazos o dificultad para hablar, que se resuelven en un día.
Sin embargo, algunas personas han reportado problemas persistentes, como una menor calidad de vida, dificultades para pensar, depresión, ansiedad y fatiga.
LA FATIGA UN SÍNTOMA COMÚN QUE PERSISTIÓ HASTA UN AÑO DESPUÉS
Un nuevo estudio revela que las personas que sufren un miniaccidente cerebrovascular también pueden presentar fatiga prolongada que dura hasta un año, según expertos del Hospital Universitario de Aalborg (Dinamarca).
El estudio se publica en línea en 'Neurology', la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología (AAN). El estudio reveló que, en algunas personas, la fatiga era un síntoma común que persistió hasta un año después del accidente isquémico transitorio. Aunque no demuestra que los miniaccidentes cerebrovasculares causen fatiga duradera; solo muestra una asociación.
ESTUDIO EN 354 PERSONAS CON MINI ICTUS
El estudio involucró a 354 personas con una edad promedio de 70 años que sufrieron un miniaccidente cerebrovascular. Se les realizó un seguimiento durante un año. Los participantes completaron cuestionarios sobre su nivel de fatiga durante las dos primeras semanas posteriores al mini accidente cerebrovascular y nuevamente a los tres, seis y doce meses después.
Un cuestionario analizó cinco tipos diferentes de fatiga, incluyendo cansancio general, cansancio físico, disminución de la actividad, disminución de la motivación y fatiga mental. Las puntuaciones oscilaron entre 4 y 20, indicando las puntuaciones más altas una mayor fatiga. Los participantes tenían una puntuación media de 12,3 al inicio del estudio. A los tres meses, la puntuación media disminuyó ligeramente a 11,9, a los seis meses a 11,4 y a los doce meses a 11,1.
Los investigadores analizaron cuántos participantes experimentaron fatiga, definida como una puntuación de 12 o superior. El 61% experimentó fatiga dos semanas después del miniictus y el 5% experimentó fatiga en cada uno de los otros tres periodos de prueba, a los tres, seis y 12 meses.
Los participantes también se sometieron a escáneres cerebrales. Los investigadores descubrieron que la presencia de un coágulo en un escáner era igual entre las personas con fatiga crónica y las que no la presentaban, por lo que esto no explicaba el nivel de fatiga.
De esta forma, los investigadores descubrieron que la ansiedad o depresión previa era dos veces más común entre aquellos participantes que informaron fatiga duradera.
"La fatiga a largo plazo fue común en nuestro grupo de participantes del estudio, y observamos que si las personas experimentan fatiga dentro de las dos semanas posteriores al alta hospitalaria, es probable que continúen padeciéndola hasta un año", apunta el autor del estudio, el dcotor Boris Modrau, del Hospital Universitario de Aalborg (Dinamarca).
OBJETIVO EN FUTUROS ESTUDIOS: QUIÉNES PODRÍAN PADECER FATIGA A LARGO PLAZO
"Para futuros estudios, se debería hacer un seguimiento de las personas diagnosticadas con un accidente isquémico transitorio durante las semanas y meses posteriores para evaluar la posible presencia de fatiga persistente. Esto podría ayudarnos a comprender mejor quiénes podrían padecer fatiga a largo plazo y requerir atención adicional", añade.
Una limitación del estudio fue que, si bien se pidió a los participantes que completaran los cuestionarios ellos mismos, es posible que algunas respuestas se hayan completado con ayuda de familiares o cuidadores y esto puede haber influido en las respuestas, incluidas aquellas relacionadas con la fatiga.