MADRID, 9 Ago. (EDIZIONES) -
¿Qué razón evolutiva tiene el estar enfermo? ¿Es sinónimo de fragilidad? ¿Por qué seguimos enfermando si la evolución se supone que prima a los más fuertes? ¿Es una chapuza? ¿Hay enfermedades que son fruto de la evolución? ¿O es que a nuestra biología no le ha dado tiempo de adaptarse?
Todas estas interesantes cuestiones --y más-- intenta resolverlas en 'Homo imperfectus' (Destino) la doctora en Medicina y Cirugía y paleontropóloga María Martinón-Torres, especialista en Evolución Humana y en Antropología Forense, y coinvestigadora principal de Atapuerca; un manual en el que intenta desvelar el papel que las enfermedades han tenido a lo largo de la evolución humana.
Respondiendo a nuestras preguntas en una entrevista con Infosalus, la también directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) cuenta que cuando nos definimos los seres humanos frente al resto de seres vivos, sobre todo invocamos a la evolución y a las teorías de Darwin de selección de especies, y consideramos esas características adaptativas y positivas, como el que nos haya crecido el cerebro, el que seamos un primate bípedo, o cuáles son las ventajas de saber hacer herramientas.
"Pero si la evolución funciona, no tendría por qué poder explicarse, al menos de la misma forma, bajo la misma ley de la naturaleza o teoría, todo lo demás que también forma parte de nuestra vida, y que conforma una parte consustancial de la existencia que es vivir con enfermedad, con achaques, con dificultades físicas, con enfermedad o con dolor", advierte.
Aquí destaca que somos una especie social, donde lo fundamental es estar asociado a un grupo que nos aporte los recursos necesarios para vivir, de forma que si estamos enfermos nuestro estado dependerá más de esto y de los recursos que dispongamos, más que de la fortaleza física. "El concepto de fragilidad cambia según la especie y el estilo de vida. Para una especie social, como los seres humanos, la fortaleza te la da el grupo, y ya no es tan importante ser listo o fuerte, sino el estar bien rodeado, esta es la naturaleza del 'homo sapiens'", detalla.
¿POR QUÉ ENFERMAMOS?
Así, Martinón-Torres lamenta que siempre hemos visto a las enfermedades como un fallo dentro de la evolución, un "fleco suelto" porque no somos tan buenos como pensábamos, no siendo así, según defiende esta paleontropóloga: "La enfermedad no es adaptativa por sí misma, no una hay ventaja en crear o en favorecer el desarrollo de una enfermedad, pero en la mayor parte de los casos es una consecuencia de la evolución o un esfuerzo de adaptación a determinadas características".
Muchas de las enfermedades en su mayoría todavía son desajustes que existen entre nuestra biológia y el ambiente que nosotros hemos creado a un ritmo muchísimo más rápido del que nuestra biología es capaz de asimilar, según incide. "Esto no quiere decir que nuestro cuerpo no esté reaccionando. No es que estemos mal hechos, sino que le pedimos que, en un tiempo muy corto, nuestra biología, nuestra anatomía o fisiología, se adapten a cambios tremendos desde que se originó nuestra especie hace 300.000 años hasta la actualidad", resalta.
Teníamos un metabolismo, una anatomía, y una fisiología que, por ejemplo, estaban adaptados a una mayor vida al aire libre, con mucha más radiación ultravioleta, con un tipo de dieta especifica, y con una actividad física más demandante, que el estilo de vida de ahora más sedentario, especialmente a partir del Neolítico, en el que dejamos de ser nómadas, continúa la médico y paleontropóloga. "Hay muchos cuadros que producen más morbilidad y mortalidad relacionados con esa falta de coevolución entre la biología y la cultura. No es que la biología no funcione, sino que tiene otros tiempos y estos van más despacio", insiste.
EL PRECIO QUE PAGAMOS POR SER MÁS LONGEVOS: LA PLEIOTROPÍA
A su vez, la directora del CENIEH cuenta que la selección natural es una ley que se aplica a todos los seres vivos (plantas, animales, virus, bacterias, etc), un filtro que va favorecer o a eliminar aquellas formas que tienen unos rasgos que no les permiten sobrevivir y, en cambio, va a favorecer que prosperen los que mejor se adapten.
¿Qué pasa? Dice que aquellos rasgos que no atentan contra el éxito reproductivo de una especie se quedan colgando porque no le afectan y no son eliminados por la selección natural: "Esto explicaría todos los cuadros asociados a las edades avanzadas, como las enfermedades neurodegenerativas o el cáncer, que en su mayoría dan la cara cuando hemos pasado el periodo reproductivo sigan existiendo y generando sufrimiento en la sociedad, puesto no tienen impacto sobre lo que le preocupa a la sección natural, que es el éxito biológico de la especie".
Incide esta paleontropóloga en que no es que el ser humano no funcione, sino que hay enfermedades que son consecuencia de otros rasgos que sí han primado, porque sí tenían un impacto importante sobre la evolución; siendo la longevidad, por ejemplo, uno de ellos: "Vivimos muchos más años, algo fundamental para el éxito de nuestra especie, pero esto nos lleva a pagar un precio que, en algunos casos, se traduce por ejemplo en enfermedad, algo que no afecta al éxito de la especie".
Aquí destaca el concepto de 'pleiotropía', de forma que "un ajuste en un proceso metabólico particular puede proporcionar una ventaja en un momento de la vida, pero provocar a la vez un desajuste o un inconveniente en otro sistema. Prima el efecto beneficioso en ese primero y se mantiene, es lo que se llama 'pleiotropía', un efecto en un lado positivo y en otro negativo".
Esto se ha visto, por ejemplo, según prosigue la doctora en Medicina y Cirugía, en la relación que existe entre el desarrollo del Aalzheimer y de la diabetes, a los que tenemos gran predisposición a través de mecanismo relacionados con la insulina y el metabolismo del azúcar, y los factores de crecimiento; consecuencia de haber primado otro mecanismo que favorece nuestra longevidad.
"El precio que estamos pagando al hacernos longevos en el ser humano, al cambiar los mecanismos fisiológicos que favorecen esa longevidad estamos aumentando nuestra propensión a padecer cuadros diabéticos y neurodegenerativos como el Alzheimer. "Ha primado hacernos longevos y en consecuencia ganamos una vulnerabilidad a determinados cuadros", agrega.
ENFERMEDADES AUTOINMUNES Y ALERGIAS
En este contexto, Martinón-Torres precisa que muchas enfermedades que tenemos se pueden agrupar entre alteraciones que se plantean porque hay amenazas o riesgos nuevos para los que no estábamos preparados, y la velocidad de la biología va más despacio; y otras son cuadros o alteraciones que aparecen porque nuestro cuerpo mantiene mecanismos que le fueron útiles en otro tiempo y ahora se preservan, aunque esa amenaza ya no existe.
"Esto nos pasa con el sistema inmune. Tiene que estar preparado para defenderse de muchas cosas y esas amenazas han disminuido. Por ejemplo, estaba acostumbrado a controlar un número altísimo de parásitos, y ahora con la higiene han disminuido y tenemos un sistema inmune que se queda desocupado", agrega.
Evolutivamente afirma que trabajamos como con un sistema de detector de humos y necesitamos estar alerta: "¿Qué preferimos, un detector de humos hipersensible que salte cuando no tenga que saltar, o uno menos hipersensible que no nos prevenga del incendio? Esto le pasa un poco al sistema inmune, que debe estar ajustándose, y defendiéndonos de cosas que nos puedan venir, pero tolerando la microbiota por ejemplo, y en esa multitud de cosas a veces encontramos acciones por exceso o defecto, pero en su mayor por exceso porque la regulación del sistema inmune ha sido una de las voces cantantes de cualquier cambio evolutivo que hemos tenido".
De hecho, precisa que de la hibridación con los neandertales representa un 1-4% de nuestra dotación genética, y de esta pequeña porción cerca del 50% de los genes se dedican a la defensa de infecciones. "Es la prioridad, pero no siempre está ajustada esa respuesta, pero en general compensa evolutivamente más una respuesta por exceso que por defecto, y de ahí salen hiperreacciones a determinadas circunstancias (enfermedades autoinmunes y también las alergias)", apostilla.