MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Uno de los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de desarrollar asma es el hereditario, pero existen otros como la obesidad, la rinitis crónica, el estrés laboral o el tabaquismo activo o pasivo, según ha destacado el doctor José María Echave-Sustaeta, jefe de servicio de Neumología del Hospital La Luz (Madrid), en el marco del Día Mundial del Asma, que tiene lugar el próximo 7 de mayo.
En España un 5 por ciento de los adultos y un 10 por ciento de los niños padece asma. Se trata de una patología respiratoria que suele iniciarse antes de los 10 años y es menos frecuente a partir de los 40. Su frecuencia varía en función de la zona geográfica, siendo mayor en zonas costeras.
"Actualmente los niños pequeños, especialmente los que crecen en ambientes urbanos y/o en familias poco numerosas, se exponen mucho menos a determinados microorganismos. Esto provocaría que su sistema inmunitario se desarrolle de forma diferente, favoreciendo la aparición del asma y reacciones alérgicas", ha asegurado el experto.
Entre sus síntomas se encuentran la tos repetitiva y seca, pitidos o ruidos en el pecho, falta de aire y sensación de opresión. Su intensidad puede cambiar a lo largo del día, sin embargo, por lo general, son más frecuentes por la noche o la mañana. Su aparición puede deberse a factores ambientales, exposición a alérgenos en los alérgicos, aire frío, contaminación o infecciones respiratorias entre otros.
Así, ha destacado que es "fundamental" controlar estos factores durante el tratamiento del asma. Por otra parte, ha señalado que para el diagnóstico es "necesario" la realización de pruebas que midan el estado y la fundición de los pulmones.
Ante una sospecha de asma, la primera prueba que se desarrolla es la espirometría, que consiste en llenar los pulmones de aire y expulsarlo lo más rápidamente posible. Si tras este procedimiento se concluye una obstrucción en los bronquios, se realizará un test de broncodilatación, que se basa en "administrar un broncodilatador de rápido inicio de acción y se nos repetirá la espirometría unos 15 minutos después. La función de este broncodilatador es relajar la musculatura que rodea al bronquio, que en el asma suele tener una contracción en mayor o menor medida".
En la mayoría de los casos, esta obstrucción puede ser reversible, total o parcialmente, de forma espontánea o por la ingesta de medicamentos. Por ello, el experto hace gran hincapié en la necesidad de adquirir un tratamiento adecuado, que puede incluso hacer desaparecer todos los síntomas.
"Los tratamientos actuales permiten, en la casi totalidad de los que tienen asma leve y moderado y en muchos de los que tienen asma grave, controlar la enfermedad y tener una vida normal, sin limitaciones", ha concluido el experto.