MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
La exposición prolongada al sol y sin la protección adecuada, especialmente durante los meses de verano en los que la radiación solar es más intensa, pueden provocar daños oculares importantes, debido a los rayos ultravioleta, algo ya conocido en el caso de la piel, pero menos en el de los ojos a pesar de producirse igualmente, según los oftalmólogos del Instituto de Microcirugía Ocular de Barcelona (IMO).
Este deterioro se conoce como daño actínico y se produce por una mutación del ADN de las células de las distintas partes del ojo que puede llegar a causar tumores palpebrales malignos, apareciendo en forma de bulto, úlcera o peca. La detección temprana puede evitar metástasis o tumores en la conjuntiva (membrana que cubre el globo ocular), unas lesiones poco comunes pero que deben detectarse a tiempo para evitar poner en peligro la visión o la vida del paciente.
A parte de causar tumores, la exposición prolongada al sol también puede derivar en diferentes enfermedades como el pterigion y la pinguécula, lesiones que se caracterizan por el crecimiento anormal de la conjuntiva sobre la córnea y que pueden aparecer en uno o en ambos ojos. "Son enfermedades multifactoriales que suelen aparecer en personas con cierta predisposición genética y que, además, se exponen al sol o al viento de forma continuada y sin protección", ha explicado el doctor del Departamento de Córnea y Cirugía Refractiva de IMO, Óscar Gris.
Además, producto de la sequedad ocular, puede aparecer la queratitis, una inflamación de la córnea cuyos principales síntomas son dolor, lagrimeo y fotobofia intensa y que suele provocar lesiones en forma de puntos en la superficie del ojo; y catarata, momento en el que se acelera el proceso de degeneración o envejecimiento del cristalino, lo que provoca que esta se manifieste antes.
La degeneración macular asociada a la edad es otra de las enfermedades degenerativas en las que incide la exposición prolongada y sin protección al sol, una patología del centro de la retina (mácula) que provoca un deterioro progresivo de las células y del epitelio pigmentario de esta zona del ojo, originando una pérdida gradual de visión central.
La piel de los párpados y del contorno ocular también son víctimas del envejecimiento ligado a la exposición a los rayos ultravioleta, "el fotoenvejecimiento se caracteriza por dar lugar a arrugas, sequedad y flacidez", ha subrayado la oftalmóloga del Departamento de Oculoplástica, Estética y Rejuvenecimiento Oculofacial de IMO, Eva Ayala.
SELLO DE HOMOLOGACIÓN CE
A la hora de elegir unas gafas de sol adecuadas para protegerse del sol es importante dar cuenta de que en ellas aparezca el sello de homologación CE y posean un filtro adecuado, generalmente numerado según la categoría.
El 0 corresponde a las gafas incoloras con o filtros con colores muy claros; el 1 y el 2 ofrecen protecciones más bajas y son "ideales" para la ciudad, para ambientes con niebla o días nublados. Las categorías 3 y 4 solo transmiten del 3 al 8 por ciento de la luz y están indicados para días soleados.
Asimismo, el equipo de optometría de IMO recomienda que el usuario escoja el tipo de lente con el que se sienta más cómodo, ya que en la actualidad, existen múltiples colores, que garantizan una mayor comodidad para la persona que los utiliza.