MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las personas que están expuestas durante largos periodo de tiempo a concentraciones de ozono (O3) tienen un mayor riesgo de morir por enfermedades respiratorias y cardiovasculares, según ha mostrado un estudio en el que ha participado el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), centro aliado ISGlobal.
Para alcanzar esta conclusión, publicada en el 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine' y recogida por la plataforma Sinc, los investigadores analizaron 670.000 registros del Estudio de Prevención del Cáncer de la Sociedad Americana del Cáncer (CPS-II), iniciado en 1982.
Asimismo, equipararon la causa de la muerte de más de 22 años de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos con los datos de calidad del aire de los Centros para el Control de Enfermedades. Durante ese tiempo, murieron más de 237.000 participantes.
De esta forma, comprobaron que por cada 10 partes adicionales por mil millones (ppb) en la exposición a largo plazo al ozono se aumentaba el riesgo de fallecer por enfermedad pulmonar en un 12 por ciento, por enfermedades cardiovasculares en un 3 por ciento y en un 2 por ciento por todas las causas.
Además, los científicos encontraron que el riesgo de muerte era mayor para la diabetes (16%), seguido de arritmias, insuficiencia cardiaca y paro cardíaco (15%) y por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) (14%).
"Cerca de 130 millones de personas viven en áreas que exceden la norma nacional ambiental de calidad del aire. Mientras que la contaminación por ozono ha disminuido en Estados Unidos, las reducciones no son tan grandes como la disminución de otros contaminantes. En otras partes del mundo, el ozono es un problema cada vez mayor", ha explicado el investigador de la Universidad de California (EEUU) y coautor del estudio, Michael Jerrett.
Asimismo, tras tener en cuenta las partículas finas de contaminación (PM2.5), una causa establecida de mortalidad prematura, y el dióxido de nitrógeno (NO2) procedente de la contaminación atmosférica, relacionado con la mortalidad prematura, los investigadores ajustaron diversos factores conductuales y demográficos, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el peso corporal, la exposición ocupacional, la dieta, la pobreza y la raza, entre otros.
EL HUMO DEL TRÁFICO AUMENTA EL RIESGO DE MUERTE
Una vez realizado este análisis, comprobaron que las PM2.5 de fuente cercana, en gran parte atribuibles al tráfico, estaban más fuertemente asociadas con muertes por enfermedad cardiovascular que las PM2.5 regionales, atribuibles a la quema de combustibles fósiles y la formación secundaria de las partículas en la atmósfera.
Además, por cada aumento de 10 ppb en PM2.5 de origen cercano, la tasa de mortalidad se elevó un 41 por ciento, en comparación con el 7 por ciento para las PM2.5 de origen regional.
"Los resultados dan una imagen más clara sobre los efectos dañinos de la contaminación del aire", ha comentado la autora principal del estudio e investigadora en el Centro McLaughlin para la Evaluación de Riesgos en Salud Poblacional, en Ottawa (Canadá) y el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental, centro aliado ISGlobal, en Barcelona, Michelle C. Turner.
Finalmente, la investigadora ha advertido de que la carga de la mortalidad cardiovascular y respiratoria del ozono puede ser mucho mayor de lo que previamente se había reconocido.