MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, están un paso más cerca de entender el papel del gen BRCA1, cuyos cambios estaán vinculados a un alto riesgo de desarrollar cáncer de mama y de ovario. La investigación, publicada en 'Nature Structural and Molecular Biology', explica cómo el gen estimula la unión de la proteína, ubiquitina, a otras proteínas y juega un papel vital en la reparación del ADN.
Si otros estudios confirman los resultados, es posible que los pacientes con ciertos cambios genéticos en los genes BRCA1 puedan ser identificados como de mayor riesgo de cáncer de mama y de ovario. El gen BRCA1 produce una proteína que puede unir ubiquitina, la cual ayuda a regular procesos en el cuerpo, a otras proteínas, pero se sabe poco acerca de la importancia de esta actividad en la reparación del ADN.
La nueva investigación ha encontrado que se necesita esta unión de ubiquitina por BRCA1, su 'actividad ubiquitina ligasa', para un tipo específico de reparación del ADN que está 'libre de errores', conocido como recombinación homóloga. Se sabe que las células sin este tipo de reparación del ADN pueden desarrollar mutaciones que llevan al desarrollo del cáncer y que estas células que carecen de la actividad ubiquitina ligasa de BRCA1 son sensibles a ciertos agentes que dañan el ADN que necesitan recombinación homóloga para su reparación.
La autora principal del trabajo, la doctora Jo Morris, de la Universidad de Birmingham, explica: "Sabemos que la pérdida de BRCA1 se asocia con un alto riesgo de cáncer de mama, por lo que llegar a enfrentarse con la comprensión de este gen ha sido un objetivo importante de la investigación del cáncer de mama. Este estudio puede explicar por qué algunas mutaciones que predisponen al cáncer se encuentran en la parte delantera del gen BRCA1, la parte que le permite funcionar como una ligasa de ubiquitina".
El equipo trató de determinar cómo BRCA1 se las arregla para realizar la función de ubiquitina ligasa y encontró que es gracias a una parte de un socio de la proteína llamado BARD1. Mediante el uso de versiones modificadas de BARD1 y dejando intacta la proteína BRCA1, los investigadores fueron capaces de identificar la función de fijación de los genes BRCA1 y demostrar que es necesaria para la respuesta celular y la reparación adecuada de daño en el ADN.
"Nuestro hallazgo de que BRCA1 tiene varias funciones independientes en la reparación del ADN tiene implicaciones para el tratamiento. Los médicos están actualmente preocupados por que los pacientes con cáncer de mama con baja presencia o ausencia de BRCA1 pueden volverse resistentes a los agentes terapéuticos como olaparib. Nuestros datos muestran que las células cancerosas sin BRCA1 tienen más de un 'talón de Aquiles' y que hay más medios para localizar cánceres y, por tanto, evitar que los tumores se vuelvan resistentes al tratamiento", señala Morris.