Expertos señalan las "luces y sombras" de una "relación inevitable" entre los adolescentes y las pantallas

Archivo - Doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría de Quirónsalud Málaga
Archivo - Doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría de Quirónsalud Málaga - QUIRÓNSALUD MÁLAGA - Archivo
Infosalus
Publicado: martes, 16 septiembre 2025 13:48

Desde Quironsalud Málaga coinciden en que el problema no es la tecnología en sí, sino el uso excesivo y sin control

MÁLAGA, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -

El móvil, la tableta, la consola o el ordenador son ya parte del día a día para los adolescentes, y no sólo para relacionarse o entretenerse, sino también para estudiar. Pero lo que parece un aliado indispensable, puede ser también un riesgo en potencia: los datos más recientes lo confirman, y los expertos, como el doctor Manuel Baca, jefe del Servicio de Pediatría y de la Unidad del Adolescente del Hospital Quirónsalud Málaga, advierten que "el problema no es la tecnología en sí, sino el uso excesivo y sin control".

Los efectos nocivos en niños y adolescentes se manifiestan en varios frentes. El primero, el sueño: "la luz azul de los dispositivos retrasa la producción de melatonina y favorece el insomnio", apunta el doctor Baca, quien también comparte que, según la Fundación Nacional del Sueño de EEUU, "un 20% de jóvenes chatea cada noche antes de dormir y un 16% reconoce despertarse al escuchar las notificaciones de su móvil".

Las evidentes consecuencias físicas también preocupan: "fatiga ocular, progresión acelerada de la miopía, dolores cervicales, lesiones de muñeca y, sobre todo, el sedentarismo que dispara la obesidad y la diabetes tipo 2".

En el plano psicológico, "la sobreexposición favorece el déficit de atención, la irritabilidad, la ansiedad y el aislamiento social", señala el pediatra. Un estudio estadounidense reveló que "los adolescentes que dedican cuatro o más horas diarias a pantallas recreativas tienen hasta un 65% más de riesgo de depresión y un 45% más de ansiedad".

No todo son sombras. La tecnología, "usada con criterio, también aporta beneficios claros: acceso inmediato a información, recursos educativos y plataformas que facilitan el aprendizaje", apunta. En España, el 70% de los adolescentes afirma que utiliza su móvil como apoyo para estudiar. La tecnología ambién tiene sus ventajas, como el ser una ventana al aprendizaje y a la creatividad

Las pantallas también son un medio de conexión social y expresión personal. Juegos colaborativos y redes sociales bien gestionadas refuerzan la creatividad, la resolución de problemas y, en algunos casos, la autoestima. Incluso se multiplican las aplicaciones destinadas al bienestar: desde programas de ejercicio físico hasta plataformas de apoyo psicológico o mindfulness.

LÍMITES CLAROS Y ACOMPAÑAMIENTO

Según el doctor Manuel Baca, "los expertos coincidimos en las recomendaciones fundamentales: límites claros y acompañamiento". De hecho, el especialista enumera las recetas de las principales instituciones sanitarias, que coinciden en la moderación, supervisión y educación digital.

Por un lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda limitar el tiempo de sedentario frente a pantallas y compensarlo con más actividad física y descanso.

Por otra parte, la American Academy of Pediatrics (AAP) fija un máximo de una o dos horas diarias de ocio digital en adolescentes, evitando pantallas en la hora previa al sueño y que se queden fuera del dormitorio.

En Canadá la pauta es clara: menos de dos horas recreativas, 60 minutos de ejercicio diario y ocho-diez horas de sueño. En España, diversos colectivos médicos reclaman que los móviles lleven incluso advertencias de salud, al estilo del tabaco, alertando de sus riesgos potenciales.

Las pantallas han llegado para quedarse y pretender lo contrario sería ingenuo. El reto está en convertirlas en aliadas y no en enemigas, equilibrando sus ventajas con una gestión responsable. Como señala un pediatra consultado: "El problema no es el móvil, es lo que dejamos de hacer cuando pasamos demasiadas horas mirándolo".

En definitiva, los adolescentes no necesitan menos tecnología, sino mejores hábitos digitales. Y esa responsabilidad es compartida: de los jóvenes, de las familias y también de la sociedad que los rodea.

Contador