MADRID 3 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes con leucemia mieloide crónica requieren una "estrecha monitorización" para ver si responden bien a su tratamiento o generan alguna resistencia, según explicó el doctor Alfonso Quintás-Cardama, del MD Anderson Cancer Center de Estados Unidos, ya que en caso de una respuesta subóptima se puede "considerar así lo antes posible una estrategia terapéutica alternativa".
En el marco del curso 'Insights In' que el Instituto Novartis Oncology celebró hoy en Barcelona, este experto aseguró que tres meses son tiempo suficiente para obtener respuesta a la pregunta de cómo evolucionará un paciente con esta enfermedad en aquellos casos en que tiene el cromosoma Filadelfia positivo (Ph+), ya que en este tiempo se puede observar ya si hay respuestas subóptimas al tratamiento.
Para el doctor Quintás-Cardama, este tiempo es más que suficiente ya que "obtener respuestas apropiadas en estadios tempranos del tratamiento proporciona muy buenos resultados a largo plazo", lo que no implica, matizó, que hay pacientes que necesitan ser observados durante más tiempo.
Entre los tratamientos que puede recibir está el uso de imatinib, que Novartis comercializa con el nombre de 'Glivec', con el que se consigue dirigir a la actividad de ciertas proteínas denominadas tirosina quinasas, que tienen un papel importante en la proliferación de ciertas células cancerosas.
En este caso, explicó el miembro del departamento de Ciencias Biomédicas y Oncología Humana de la Universidad de Turín (Italia), Giuseppe Saglio, "aunque no está definida la concentración mínima efectiva" de imatinib, el control del paciente por medio de la monitorización de la exposición farmacocinética puede ayudar a los médicos a evitar una baja exposición del fármaco y mantener, de este modo, unas concentraciones mínimas por encima de la concentración media.
Se estima que alrededor del 20 por ciento de los pacientes no responde de manera óptima a imatinib o presenta intolerancia al tratamiento. Sin embargo, con la aparición de nuevos fármacos denominados inhibidores de la tirosina quinasa de segunda generación, estos pacientes tienen una "alternativa terapéutica" en nilotinib, comercializado como 'Tasigna', también de Novartis, considerado uno de los fármacos con un desarrollo clínico más avanzado.
"La ventaja fundamental que presenta 'Tasigna' es que además de ser un fármaco excelentemente tolerado, es mucho más potente, unas 30 veces más que 'Glivec', en cuanto a su actividad inhibidora de la tirosina quinasa BCR-ABL1, que caracteriza la LMC con cromosoma Filadelfia positivo", señaló el doctor Quintás-Cardama.
SISTEMA DE MONITORIZACIÓN MOLECULAR
Por otro lado, los asistentes a esta jornada coincidieron al afirmar que el sistema de monitorización molecular de trascripción Bcr-Abl es el más elegido para evaluar la cantidad de enfermedad residual existente en el paciente, dado que los parámetros hematológicos y citogenéticos permiten monitorizar la respuesta en la primera fase de tratamiento.
"Dependiendo de los niveles de BCRL-ABL se puede saber si el paciente evolucionará hacia una supervivencia libre de progresión, o bien si se está obteniendo una respuesta subóptima que requiere una intervención terapéutica alternativa", explicó Saglio.
Por obtener una respuesta citogenética completa es muy importante, sin embargo es vital para conseguir un buen pronóstico de la enfermedad tener una respuesta molecular, es decir, la no detección por técnicas de biología molecular del gen BCR-ABL. En opinión de Saglio "La respuesta molecular completa (RMC) indica que el BCR-ABL es indetectable y puede construir un nuevo parámetro de comparación para evaluar la eficacia del tratamiento farmacológico y el pronóstico de la enfermedad".