MADRID 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
En verano se incrementa el riesgo de picaduras de insectos e incluso de determinados animales marinos, como las medusas. Ante este problema veraniego, los expertos recomiendan acudir al especialista cuando sea necesaria la aplicación de cremas o lociones por picor o dolor persistente, siempre que haya infección, si la persona presenta dolor torácico, hinchazón de cara, labios, lengua o boca, dificultad para deglutir o respirar o pierde el conocimiento.
"En general, las picaduras no dan lugar a grandes problemas, si bien hay que tener en cuenta determinadas situaciones, como las que se producen en personas alérgicas, sobre todo si son menores, o las reacciones tóxicas", explica el dermatólogo del Hospital USP San Camilo de Madrid, Miguel Sánchez Viera.
Según el doctor, "hay que acudir al especialista en el caso de que sea necesaria la aplicación de cremas o lociones para reducir el picor o cuando sea necesario un antihistamínico o corticoide y siempre que haya infección".
Sin embargo, Sánchez explica que "la reacción local, en la mayoría de los casos, se puede tratar en casa, retirando, en su caso, el aguijón, lavando el área afectada o cubriéndola con hielo envuelto en un paño".
Una picadura es una lesión que se produce cuando un insecto inyecta un veneno en la persona -como los venenosos o picadores abejorros, escorpiones, avispas, abejas, hormigas o arañas- o extrae sangre de su cuerpo, por ejemplo, los parásitos o chupadores mosquitos, tábanos, pulgas, chinches, garrapatas u otros ácaro.
Sus síntomas varían de acuerdo con el tipo de insecto y el individuo, pero pueden aparecer enrojecimiento, hinchazón, ronchas o habones (urticaria), picor, ardor, hormigueo, dolor localizado, inflamación de la cara, boca y cuello afectando a las vías respiratorias, dolor torácico, dificultad para respirar, dificultad para deglutir o 'shock'.
La reacción más normal ante la picadura de un insecto es la local: una reacción cutánea inmediata, que en el caso de las de abejas y avispas cursa con dolor, mientras que la de mosquitos, pulgas y ácaros causa picazón antes que dolor.
Por su parte, la reacción de las personas alérgicas a la picadura del insecto es más intensa y reviste mayor peligro: la persona se sensibiliza en picaduras anteriores y la reacción pasa de ser local a sistémica. Se extiende y puede llegar a ocasionar el llamado shock anafiláctico, con dificultad para respirar, afonía, dificultad para tragar e incluso pérdida de conocimiento.
La reacción tóxica se presenta cuando hay de por medio una gran cantidad de veneno (picaduras múltiples) o por la localización de la picadura (párpados, labios, cuello) que provocan una gran reacción local. Esta reacción requiere siempre atención médica urgente.