MADRID 20 Feb. (EUROPA PRESS) -
Expertos reunidos en la última edición del encuentro de profesionales, Meet The Expert, organizado por la Alianza Otsuka-Lundbeck, han asegurado que las intervenciones preventivas (psicoterapéuticas, farmacológicas o combinadas) son capaces de retrasar la aparición de un primer episodio psicótico y pueden reducir el porcentaje de personas que acaban transicionando a la psicosis.
"La prevención primaria selectiva, que se lleva a cabo sobre grupos de personas con alto riesgo de desarrollar psicosis, se centra en reducir los factores de riesgo, tales como la exposición al maltrato o abuso en la infancia, acoso escolar, consumo de cannabis o estrés. Los factores de riesgo conocidos incrementan hasta 10-20 veces las posibilidades de padecer esquizofrenia frente a la población general. También es posible realizar una prevención primaria indicativa, actuando en personas con signos iniciales de psicosis que todavía no reúnen todos los criterios diagnósticos necesarios", ha dicho el director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Celso Arango.
Por su parte, el catedrático de Psiquiatría, director de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) y coordinador de esquizofrenia del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Benedicto Crespo-Facorro, los dispositivos de prevención para personas con alto riesgo de psicosis tienen una implantación "muy escasa" a nivel nacional, ya que su desarrollo exige la coordinación entre distintos sistemas, más allá del sanitario, como son el educativo o servicios sociales, entre otros.
"A pesar de su complejidad, ese debería ser el camino para poder intervenir en las personas de alto riesgo y reducir la transición a psicosis. Y es que, se estima que, aproximadamente, un 30 por ciento de las personas con alto riesgo de psicosis acabará transicionando a la psicosis en 2-5 años. Los que no lo hacen, en el 80-90 por ciento de los casos, acabarán desarrollando otro trastorno mental, como depresión mayor o un trastorno de ansiedad", ha puntualizado Arango.
Asimismo, la directora de la Asociación Española de Apoyo en Psicosis (AMAFE), Ana Cabrera, ha recalcado el reto que supone la coordinación entre distintos ámbitos a la hora de intervenir en muchos factores que predisponen a sufrir un primer episodio psicótico.
"Desde asociaciones como la nuestra estamos muy lejos de poder hacer prevención primaria en población de alto riesgo. Aún estamos centrados en la prevención secundaria, contribuyendo a que las personas con experiencias psicóticas puedan recibir ayuda cuanto antes, reducir la ruptura biográfica, encontrar referencias de éxito, e interviniendo con las familias", ha argumentado.
En cuanto a la importancia del tratamiento en la prevención, Arango considera que existe suficiente evidencia de que los antipsicóticos inyectables de liberación prolongada mejoran el cumplimiento terapéutico, y eso es una forma "más" de prevención secundaria, que evita complicaciones, mejora el pronóstico y disminuye la aparición de resultados no deseados como puede ser el suicidio, consumo de tóxicos, desempleo.
"Cuanto antes se haga la prevención secundaria, mejor, por eso el uso de estos fármacos debería estar siempre entre las elecciones de primer nivel en una población en la que tradicionalmente no se han utilizado, como son las personas con un primer episodio psicótico, ya que son una intervención preventiva más", ha argumentado.
Desde el punto de vista clínico, los expertos han insistido en la importancia de un abordaje integral, que debe poner el foco en aspectos como el síndrome metabólico (grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2, entre los que se encuentran la hipertensión, hiperglucemia, exceso de grasa corporal abdominal y niveles anormales de colesterol o triglicéridos), el deterioro cognitivo y el riesgo de suicidio.