Expertos critican que los trastornos mentales sólo sean el 5% del gasto sanitario cuando afectan al 25% de la población

Dr. Jerónimo Saiz
AGUSTIN_IGLEIAS
Actualizado: viernes, 31 mayo 2013 16:52

MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -

Expertos en Psiquiatría han elaborado el libro 'Impacto social de la esquizofrenia' en el que, entre otras cosas, critican que los trastornos mentales sólo representen el 5 por ciento del gasto sanitario cuando son enfermedades que afectan al 25 por ciento de la población.

Este manual ha sido coordinado por el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, Jerónimo Saiz, y el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Central de Asturias, Julio Bobes, y presentado durante la celebración de la mesa redonda sobre 'Salud Mental: Coste Social de las Enfermedades Mentales', promovida por la Cátedra de Innovación y Gestión Sanitaria y la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid.

Los trastornos mentales son la causa más frecuente de carga de la enfermedad en Europa, por delante de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, la pérdida de calidad de vida es superior a la que producen enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes o las enfermedades cardiacas y respiratorias.

"Es llamativa la falta de información sobre los recursos disponibles para tratar las enfermedades mentales en España", han detallado los expertos. En este sentido, han recordado que la esquizofrenia es, en algunos casos, un trastorno mental grave y crónico, con un impacto sobre la funcionalidad y la calidad de vida de las personas que la padecen.

De hecho, se estima que un porcentaje de las personas con esquizofrenia vive o mantiene relaciones regulares con su familia de origen y depende de ellos tanto económica como emocionalmente, así como para los aspectos básicos de la vida, como el alojamiento, la alimentación o los cuidados.

EL ESTIGMA DE LA ESQUIZOFRENIA

Además, la esquizofrenia implica unas elevadas necesidades de atención derivadas de su tendencia a la cronicidad, así como de los déficits cognitivos y funcionales que se asocian a la enfermedad. Dichas complicaciones, limitan la capacidad para un trabajo normalizado, las relaciones sociales y los lazos emocionales que son esenciales para el mantenimiento de una vida normal.

En este aspecto, han recordado que actualmente sigue habiendo un gran estigma social y han asegurado en que si se quiere reducir esta "discriminación" es necesario cambiar la actitud de la población general frente a estos enfermos, mediante la educación y programas de divulgación, la mejora de los tratamientos psicofarmacológicos, el cambio de políticas y leyes para disminuir la discriminación, y el incremento de la protección legal de los enfermos mentales.

En este sentido, entre las estrategias que se proponen en el libro para conseguir estos cambios destacan: iniciar actividades educacionales comunitarias dirigidas a fomentar un cambio en las actitudes ante los enfermos mentales, incrementar el uso de fármacos capaces de controlar los síntomas de la enfermedad, minimizando los efectos secundarios estigmatizantes y permitiendo al paciente no recordar todos los días el estigma de su enfermedad; incluir educación contra el estigma en la formación de profesores, cuidadores y profesionales sanitarios.

Asimismo, otras de los principales estrategias que aportan los responsables del manual es mejorar la psicoeducación de los pacientes y familiares sobre cómo adaptarse a convivir con la enfermedad conociéndola mejor, involucrar a los pacientes y familiares en la identificación de prácticas discriminatorias y promocionar acciones sociales y legales para reducir la discriminación.

Por último, los especialistas han recordado que otro de los problemas a los que se tienen que enfrentar los enfermos de esquizofrenia es a la falta de trabajo. Y es que, se estima que al menos entre el 20 por ciento y el 40 por ciento de las personas con esquizofrenia no encuentran trabajo, y que entre los que lo encuentran, la mayoría de las veces son trabajos breves en los que no consolidan el empleo.

Por tanto, la integración laboral constituye un componente fundamental para facilitar la autonomía, la independencia y la integración social de cualquier persona, de modo que la consecución de un trabajo por la persona con esquizofrenia se asocia con su bienestar, autoestima, satisfacción con la vida y el pronóstico de la esquizofrenia.