MADRID 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
Expertos del Observatorio DKV Salud y Medio Ambiente advirtieron hoy de la escasez de estudios realizados en España que relacionen el consumo de metales pesados como el plomo, el cadmio, el arsénico o el mercurio, presentes en nuestra dieta, con el desarrollo de enfermedades neurológicas como el Alzheimer o la aparición de malformaciones congénitas en el feto.
Según el informe 'Estado de la cuestión: Alimentación, Medio Ambiente y Salud' elaborado por este observatorio, los compuestos orgánicos persistentes (COP) --procedentes en su mayoría de plaguicidas y otros compuestos químicos contaminantes-- están especialmente presentes en alimentos como el pescado azul, el marisco y los crustáceos.
"El consumo elevado de este tipo de alimentos, y de otros ricos en grasas como los lácteos, puede generar una acumulación de COPs en el organismo que podrían influir en el origen de alteraciones inmunológicas y neoplásicas, problemas de desarrollo neuroconductual o diabetes", explicó la investigadora del Instituto Municipal de Investigación Médica (INIM) de Barcelona y coautora del informe, Magda Bosch.
Una de las características que presentan este tipo de compuestos es la tendencia a acumularse en los tejidos grasos de los organismos vivos. Por ello, "se calcula que un 90 por ciento de las concentraciones corporales de estos compuestos en la población procede de los alimentos", señaló.
"España no cuenta con suficientes estudios específicos que relacionen la presencia de COPs en el organismo con el desarrollo de enfermedades", apuntó Magda Bosch. "Nuestra intención es dar un toque de atención tanto a las autoridades sanitarias como a las medio ambientales sobre un problema que, creemos, irá a más si no se toman las medidas necesarias", comentó esta experta.
CONTROLES ESTRICTOS DEL AGUA
En este sentido, el informe también hace hincapié en la importancia de realizar "controles estrictos" en la calidad del agua para consumo humano. "Los nitritos y los nitratos son una de las principales sustancias contaminantes que pueden encontrarse en el agua, debido principalmente a los vertidos de aguas residuales urbanas y a la utilización en cantidades excesivas de sustancias nitrogenadas en la agricultura", cita la investigación.
"Para minimizar los riesgos y evitar posibles intoxicaciones", continua el informe, "es necesario que las autoridades realicen controles de los mecanismos de abastecimiento de agua, controlar la eficacia de los tratamientos de desinfección y vigilar la calidad del agua suministrada".
Los consumidores, por su parte, deben "extremar las medidas higiénicas" en el consumo de alimentos. Las verduras, frutas y hortalizas "es mejor lavarlas durante diez minutos en agua con cinco gotas de lejía, que sea apta para la desinfección del agua", aconsejan los autores del estudio.