Las sesiones de bioresonancia ayudan contra el cansancio constante y acumulado, según los especialistas del Instituto Europeo de Biomedicina
MADRID, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
El número de pacientes con ataques de migraña y con fatiga crónica se "incrementa significativamente" debido al aumento de las temperaturas asociado a la llegada de la primavera, según explicaron especialistas en medicina "integrativa" del Instituto Europeo de Biomedicina (IEB).
Estas dolencias suelen estar relacionadas con un sistema inmunológico deteriorado que se ve afectado por el cambio de la temperatura ambiente y que, a veces, se acompaña por la presencia de virus. En este sentido, las sesiones de bioresonancia ayudan contra el cansancio constante y acumulado, informaron desde el IEB.
Este sistema electrónico permite detectar determinadas frecuencias biomagnéticas del paciente y también, a nivel terapéutico, administrárselas para estimular determinadas partes del cuerpo y que éste reaccione. "Ellos mismos reconocen que hasta que no han empezado a restablecer su salud, no eran conscientes de lo mal que se encontraban", comentó la directora del IEB, Carmen Arribas.
Todas las neurodegeneropatías tienen una base común: la degeneración celular por falta de antioxidantes. A este respecto, "es muy beneficioso para el paciente tomar antioxidantes a dosis importantes, bajo un control médico, consumiendo las frutas y las verduras en estado crudo", señalaron los especialistas del centro en un comunicado.
En esta línea, desde el IEB se está implantando en España "otra forma de hacer medicina interna": la medicina "integrativa". "El envejecimiento de la población y las enfermedades crónicas obligan a realizar un tipo de intervención mucho más global, abordando los aspectos generales y no sólo los específicos", subrayaron.
BIOMEDICINA CONTRA LA ALERGIA
Se estima que un 20 por ciento de la población española es intolerante o alérgica a alguna sustancia (pólenes, polvo, alimentos, hongos) y con la llegada de la primavera es cuando más se manifiesta. El organismo reacciona con una hipersensibilidad a la presencia de los alérgenos y en consecuencia el paciente se encuentra con una serie de síntomas "poco deseables", como lagrimeo, picor en los ojos, descenso de la presión arterial y, en algunos casos, dificultad respiratoria.
"Nuestro cuerpo se haya continuamente agredido por una multitud de agentes tóxicos y dañinos, tanto en el ámbito interno como medioambiental, poniendo a prueba constante a nuestro sistema inmune", recalca el doctor José Francisco Tinao del Instituto Europeo de Biomedicina (IEB).
El estrés, los tratamientos inadecuados de antibióticos y las situaciones emocionales difíciles debilitan las defensas del cuerpo humano, permitiendo a bacterias, alérgenos y virus actuar. Las consecuencias van desde dolores articulares, fiebre, picores, cansancio y malestar general o moqueo continuo, hasta asma crónico, gastroenteritis continuas, crisis respiratorias, o incluso un problema grave auto-inmune.
En este sentido, el modelo de medicina "integrativa" del IEB se basa en la bioquímica del organismo y apuesta por una serie de tratamientos que utilizan tecnología de última generación, como la bioresonancia, la magnetoterapia o la ozonoterapia. No obstante, en algunos casos los facultativos acuden también a remedios tradicionales, como la homeopatía, o el 'monitoring' psicológico y dietético.