SANTANDER 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
El catedrático en Nutrición y Bromatología Andrés Otero Carballeira aseguró hoy que la "transmisión de virus a través de la ingestión de alimentos procedentes de los animales es mínima o ínfima" y apuntó al "contacto" con los animales como el emisor principal de los virus.
En concreto, en los casos de la gripe A y de la conocida como gripe del pollo, señaló que la los datos reflejan que la relación entre el consumo de alimentos procedentes del cerdo o de la gallina y la transmisión del virus es "escasa" y que es a través del contacto con los animales el método de propagación del virus más común.
En este sentido, destacó que el hecho de que algunos animales contengan ciertos virus no implica que la forma más importante de transmisión de esa toxina sea su consumo. De hecho, señaló que "puede ser mucho más trascendente trabajar en un ámbito en el que se manejen esos animales, que el hecho de ingerir productos alimenticios relacionados con los mismos".
Así lo aseguró hoy durante su participación en el Curso de Verano que la Universidad de Cantabria está impartiendo en la sede de Laredo bajo el título 'La seguridad en la cadena alimentaria'.
Otero realizó una panorámica de los riesgos biológicos relacionados con la contaminación de la alimentación, su importancia y aquellos problemas que pueden tener una mayor incidencia.
Además, analizó las actuales preocupaciones biológicas, que se centran en dos aspectos: problemas clásicos con una connotación novedosa, como por ejemplo, la resistencia de antimicrobianos o las cepas de salmonela; y, por otro lado, los nuevos agentes etiológicos, como los norovirus.
Según explicó, el problema de los norovirus es que como "estamos muy habituados a gestionar riesgos relacionados con bacterias, tendemos a pensar que esas medidas sirven para gestionar los nuevos riesgos, que son en su mayoría virus" y "lo que sirve para las bacterias, no sirve para los virus".
Igualmente, subrayó que es habitual que los alimentos contengan bacterias e incluso virus, pero que muchos son "inofensivos" y consideró que "los alimentos son necesarios en términos nutritivos, importantes en términos sociales y, muy colateralmente, fuentes de problemas".
RIESGOS QUÍMICOS
Por otro lado, Pedro Burdaspal, jefe del Área Química de la Agencia Española de Seguridad Alimetaria y Nutrición (AESAN), impartió una ponencia donde analizó los riesgos químicos emergentes relacionados con la alimentación.
Así, enumeró distintos ejemplos que están siendo estudiados y que ha falta de datos se desconoce si son un peligro real o supuesto. En concreto, citó las toxinas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, que pueden formarse cuando realizamos un sobre calentamiento de la carne en una barbacoa al estar la materia grasa en contacto directo con las llamas; las micotoxinas, presentes en el arroz rojo fermentado, alimento típico oriental que suele adquirirse en las herboristerías como producto para bajar el colesterol o el contenido de nicotina en setas silvestres procedentes de China.
También citó el caso de la melamina, que surgió el año pasado en productos lácteos procedentes de China, que utilizaban esta sustancia como adulterante para aumentar artificialmente el supuesto valor proteico de la leche y los hidrocarburos alifáticos, hllados en aceite de girasol procedente de Ucrania
Según explicó Burdaspal, en todos estos casos, se trata de contaminantes no deseables, aunque mientras no se haga la estimación del riesgo adecuada en base a su toxicidad y a los datos reales de su presencia en los alimentos, no podemos saber si nos encontramos ante un peligro real o supuesto.
Por este motivo, señaló que "no es prudente tomar medidas prohibitivas si no hay razones suficientes y una base sólida", ya que podría crearse una "alarma social injustificada".
Por último, subrayó que los alimentos procedentes de lpaíses emergentes como China, Rumania o Ucrania son, "en absoluto", un riesgo para la salud.