MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
El director del departamento de Hematología y Oncohematología del Centro Integral Oncológico Clara Campal (HM CIOCC), Jaime Pérez de Oteyza, ha asegurado que la curación en algunos tipos de linfoma alcanza el 80 por ciento de los casos, gracias a los "grandes avances terapéuticos" producidos durante los últimos años, entre los que destacan agentes biológicos como los anticuerpos monoclonales.
"A día de hoy, el tratamiento para el linfoma se basa en cuatro o cinco modalidades: quimioterapia, inmunoterapia, radioterapia, terapias dirigidas a dianas moleculares y trasplante de médula ósea. La elección de la combinación adecuada dependerá del tipo de linfoma, el grado de extensión de la enfermedad, la edad del paciente y la presencia de otras enfermedades concomitantes que puedan suponer un riesgo para recibir una u otra terapia", ha comentado el experto.
Existen más de 60 tipos distintos de linfomas que se dividen en dos grandes grupos, los linfomas de Hodgkin y los linfomas no-Hodgkin. Los primeros tienen una incidencia de 2,4 nuevos casos por cada 100.000 habitantes al año y afectan especialmente a la población de 20 y de 50 años.
En cambio, dentro de los no Hodgkin existen varios tipos, siendo los más frecuentes el linfoma difuso de células grandes B y el linfoma folicular, con una incidencia de 5 y 2 nuevos casos, respectivamente, por cada 100.000 habitantes al año. "Ambos pueden afectar a personas de cualquier edad, sin embargo, son más habituales en las de edad avanzada, siendo la edad media del diagnóstico los 60 años", ha recalcado Pérez de Oteyza.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL PRONÓSTICO
Lo que más influye de cara al pronóstico es el tipo de linfoma, ya que algunos de ellos pueden curarse definitivamente, mientras que en otros es "muy difícil". En concreto, en el caso del linfoma de Hodgkin hay un 80 por ciento de curaciones definitivas empleando solamente quimioterapia clásica y radioterapia, mientras que en el linfoma difuso de células grandes B las probabilidades de recuperación dependen sobre todo de lo avanzado que esté en el momento del diagnóstico, si bien el experto ha asegurado que, en líneas generales, se curan más de la mitad de los pacientes.
Pese a que no hay una causa clara que esté detrás de este tipo de procesos oncológicos, existen numerosos factores como microorganismos como virus (SIDA, hepatitis C o Epstein-Barr) y bacterias (raramente 'Borrelia' o 'Helicobacter'), al igual que la exposición a determinados tóxicos como el tabaco o productos químicos como los pesticidas, tintes para el pelo y disolventes orgánicos.
"Asimismo, los agentes quimioterápicos utilizados en el tratamiento de otros tumores pueden dar lugar a esta enfermedad y como cada vez hay más personas que sobreviven a un cáncer, hay más probabilidad de que aparezcan linfomas", ha puntualizado.
Algo parecido sucede en el caso de algunas enfermedades autoinmunes en las que el riesgo de linfomas es mayor, dado que estas patologías cuentan con tratamientos cada vez más eficaces que incrementan la supervivencia del paciente, la incidencia de linfomas también se ve aumentada. En este sentido, el doctor ha destacado la necesidad de profundizar en determinar las causas que producen este tipo de cáncer hematológico.
"Hay determinados síntomas que si bien pueden deberse a enfermedades de carácter mucho más leve, pueden también estar detrás de un linfoma y, por ello, ante su aparición se aconseja que sea el médico quien los valore. El síntoma fundamental es el agrandamiento de los ganglios linfáticos, que notamos como abultamientos en el cuello, en las axilas o en las ingles. A veces, puede ir acompañado de síntomas generales tales como cansancio, fiebre, sudoración profusa y pérdida de peso", ha zanjado el especialista de HM CIOCC.