MADRID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -
El tórax excavado o 'pectus excavatum', que consiste en la deformidad de la pared torácica debido al crecimiento hacia dentro de las costillas y el esternón originando una excavación o hundimiento en el tórax, es tres veces más frecuente en niños que en niñas, según el jefe de la Unidad de Cirugía Torácica mínimamente invasiva del Hospital Ruber Internacional, el doctor Régulo Ávila.
Conocido como pecho hundido o en embudo, tiende a agravarse durante los períodos de crecimiento rápido en la adolescencia. Según afirman desde el centro, en España, esta patología presenta una incidencia general de entre 1 por cada 300-400 y 1 por cada 1.000 nacimientos vivos, siendo hasta tres veces más frecuente en niños que en niñas.
Aunque la causa exacta de esta deformidad es desconocida, se cree que está asociada con un crecimiento anormal del cartílago costal que conduce a una retracción del esternón y las costillas.
Según el doctor Ávila, los síntomas del 'pectus excavatum' dependen de la gravedad de la afectación. En ese sentido, los casos leves, afirma, "pueden ser asintomáticos o presentar síntomas leves, como dolor torácico, algo que ocurre en la mayoría de los casos".
"En los casos más severos, los pacientes pueden presentar dificultad para realizar ejercicio físico, dolor torácico o palpitaciones, entre otros", indica.
Su intervención se realiza en edad adulta, "que es cuando el esternón se ha desarrollado por completo", apunta el experto, quien añade que esta deformidad se opera "por una cuestión puramente estética, es decir, no tiene consecuencias a nivel de salud".
Según señalan desde el Hospital Ruber Internacional, las dos técnicas tradicionales más utilizadas para el tratamiento de esta patología son, por un lado, el procedimiento abierto o Ravitch modificado, que "consiste en realizar una resección de los cartílagos costales y una corrección del esternón", explica el especialista, y el procedimiento de Nuss, mediante el que "se coloca una barra retroesternal que modifica la arquitectura del tórax".
La cirugía que realiza el facultativo del Hospital Ruber Internacional y su equipo consiste en la colocación de una prótesis retropectoral, realizando "un TAC torácico al paciente, con el que se reconstruye el defecto del tórax".
Posteriormente, se diseña "una prótesis en 3D a la medida de cada uno", por lo que es completamente personalizada. Cabe destacar que esta técnica "sólo está indicada en los pacientes que no tengan afectación funcional respiratoria", puntualiza el experto.
Respecto al postoperatorio, el paciente recibe el alta, con analgesia oral, pasadas 24 horas desde la intervención quirúrgica y debe llevar un vendaje en la zona durante dos semanas, aproximadamente.
"Lo más interesante es desde el punto de vista analgésico, ya que, con un paracetamol o un ibuprofeno, es suficiente. En ese sentido, concluye que, "en comparación con otros procedimientos, esta técnica es bastante sencilla y resulta menos dolorosa".