MADRID, 23 Jun. (EUROPA PRESS) -
La soledad no deseada "mata más que el tabaquismo", ya que perjudica la salud mental, produce deterioro cognitivo y se asocia con aumento del sedentarismo y pérdida de calidad de vida, según ha puesto de manifiesto el director científico del programa de mayores de La Caixa, Javier Yanguas, en el marco de la jornada sobre aislamiento social y salud organizada por Médicos del Mundo y fundación La Caixa.
Se trata de un riesgo grave para la salud, agravado por la pandemia. "La defensa ante la soledad no es tanto el número de relaciones, sino la cercanía emocional y la posibilidad de tener apoyo. Pero sufrimos un empobrecimiento de la calidad de las relaciones sociales", afirma Yanguas, reflexionando sobre el hecho de que el 48 por ciento de mayores en riesgo de soledad lo está por la quiebra de su red de amistades. "Hay que trabajar para fortalecer el compromiso con los demás, con el bien común, porque la soledad tiene que ver también con la ética de las sociedades", ha concluido.
Por su parte, el secretario de Estado de Derechos Sociales, Ignacio Álvarez, ha definido la soledad no deseada como la pandemia del siglo XXI. "Combatirla ha de ser una prioridad política", ha asegurado. En España hay 5 millones de personas que viven solas, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en torno al 40 por ciento mayores de 65 años. En una década, esta cifra aumentará en un millón. "Esto no es un reto de futuro, sino una realidad que la agenda política tiene que contemplar. Por eso hemos puesto en marcha un plan de choque de la dependencia dotado con 600 millones de euros", ha expresado el secretario de Estado.
Por otro lado, Álvarez también ha querido poner en valor la coordinación sociosanitaria, que ha sido "continua, permanente y cada vez más reforzada" durante la pandemia de Covid-19. Así, ha señalado que esta conexión entre su departamento y Sanidad es "una de las enseñanzas de la pandemia". No obstante, ha aclarado que el papel de esta coordinación es garantizar los derechos de salud pública "de todas las personas, sea cual sea su edad, vivan donde vivan y sea cual sea su domicilio".
Esto quiere decir, ha proseguido, que se debe garantizar en la atención domiciliaria y en residencias una conexión "lo más sólida posible" con atención primaria (AP), pero en ningún momento "medicalizar residencias", lo que ha definido como "crear hospitales 'low cost'". En este sentido, ha insistido en que "los centros residenciales son domicilios donde viven las personas mayores, y que deben tener garantizada la conexión con los servicios sanitarios en todo momento", pero, matiza, "no son hospitales".
"Garantizar los derechos de salud no quiere decir privar de los derechos sociales y humanos a las personas mayores que viven en centros residenciales", ha reiterado, explicando que el nuevo modelo de cuidados entraña "avanzar hacia un modelo flexible y respetuoso con los derechos de las personas mayores, que contemple el cuidado y la atención centrada en la persona como prioridad, y que a la vez garantice la asisencia sanitaria en todo momento".
POBREZA Y EXCLUSIÓN SOCIAL
Por su parte, la médica experta en gerontología y presidenta de Médicos del Mundo, Nieves Turienzo, ha denunciado que la pobreza y la exclusión social son "factores claves en el aislamiento social", por lo que ha reclamado una estrategia nacional de lucha contra la soledad no deseada de las personas mayores, de acuerdo con las comunidades autónomas, las entidades locales y con la participación del Tercer Sector.
Como ha expuesto la presidenta de la ONG recientemente en el Congreso de los Diputados, la pandemia debería servir para transformar el actual modelo residencial, virando hacia un modelo de residencias más pequeñas y humanizadas.
"Se debe establecer un sistema de cuidados de larga duración centrado en las necesidades de las personas, integrando los cuidados familiares y profesionales y dando prioridad a la atención domiciliaria", ha defendido Turienzo, quien ha incidido además en la precariedad y los bajos salarios en el sector de los cuidados. En estos momentos, 320.000 personas trabajan en España en residencias de mayores, un sector feminizado (83% de mujeres) y privatizado (80% de residencias privadas), lo que lleva a ratios de atención inadecuados.
"Ha habido discriminación por edad cuando se ha elegido a quién se le daba opciones para vivir y a quien no. Además, el retraso en la reapertura de los centros de día ha sido discriminatorio e inaceptable", ha asegurado el responsable de innovación de Médicos del Mundo, Miguel Pérez-Lozao, en otra de las intervenciones.
Por su parte, el director de Impact Hub Madrid, Antonio González, ha criticado la valoración social relacionada con lo laboral que impera en la sociedad actual. "Cuando dejas de trabajar, eres no productivo y subsidiario. Los mayores son vistos solo como receptores de cuidados y no como aportadores de conocimiento", ha afirmado.
Un ángulo específico es la soledad en la España vaciada, donde se ha detectado una tendencia a la medicalización por una infradotación de recursos en la medicina rural. "Sin una AP fuerte en el ámbito rural no es posible afrontar ningún aspecto relativo a la soledad y el aislamiento social", se ha afirmado durante esta jornada.