MADRID, 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
El lagrimeo, también llamado ojo lloroso, es uno de los motivos de consulta más frecuentes en oftalmología, según ha confesado la oftalmóloga especialista en cirugía plástica de párpados y vías lagrimales del Hospital Quirónsalud San José (Madrid), Sonia Hincapié.
La experta ha explicado que el lagrimeo se produce porque hay un aumento en la producción de lágrima o porque hay una disminución o alteración en el drenaje. "Existen múltiples causas de lagrimeo, entre ellas el ojo seco, mal posiciones de los párpados o de las pestañas, cuadros alérgicos o cuadros inflamatorios oculares y la
obstrucción de la vía lagrimal, una de las causas más frecuentes en los adultos, principalmente en mujeres", ha agregado.
En relación con la obstrucción de la vía lagrimal, Sonia Hincapié ha detallado que la lágrima que se acumula en el ojo se drena por un conducto que comunica con la nariz, de forma que la obstrucción o
alteración en cualquier punto anatómico de ese conducto lleva a la obstrucción de la vía lagrimal, "que puede ser alta, si está
ubicada a nivel de los puntos o de los canalículos lagrimales o baja, si la obstrucción está ubicada a nivel del conducto nasolagrimal, que es el que comunica el saco lagrimal con la nariz.
El diagnóstico del lagrimeo es clínico, por los síntomas, mediante la exploración de la vía lagrimal realizada por el oftalmólogo para evaluar el drenaje de la lágrima, aunque en
algunos casos es necesario la petición de pruebas de imagen como la dacriocistografía o el TAC de la vía lagrimal y senos paranasales, para descartar la presencia de masas u otras alteraciones.
Por último, esta patología tiene tratamiento, a través de una cirugia que permita restablecer el drenaje normal, a través de la creación de una nueva vía que conduzca la lágrima hacia la nariz, denominada dacriocistorrinostomía.