MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
La microbiota intestinal podría jugar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad del Parkinson, según un artículo que se recoge en la publicación 'Journal of Parkinson's Disease', donde los científicos comparan y profundizan en estudios anteriores con el fin de indagar en las causas de la enfermedad y buscar nuevos tratamientos.
"A pesar del gran impacto en la sociedad del Parkinson, la causa subyacente sigue siendo un misterio y solo existen tratamientos sintomáticos", ha explicado Filip Scheperjan, del Departamento de Neurología de la Universidad de Helsinki (Finlandia), principal autor del artículo y primer investigador que descubrió las diferencias que se producen en la microbiota intestinal cuando se desarrolla Parkinson.
Desde la aparición de su estudio en 2015, 15 personas del grupo de control de dicha investigación han encontrado cambios en la composición de la microbiota intestinal, aunque los resultados varían. Por eso, afirma que el "verdadero desafío" es identificar si estos cambios son "realmente relevantes" para los pacientes de esta enfermedad y si "juegan un papel importante en los procesos de la misma". Por tanto, de ser así, "esto podría llevar a nuevas opciones de tratamiento del Parkinson".
"Al haber más estudios que investigan la composición de la microbiota, es importante comparar los hallazgos de estos estudios para obtener una perspectiva de las transformaciones actuales en la enfermedad", señala otro de los autores, Jeffrey M. Boertien, de la Universidad de Groningen (Holanda). "Es incluso más importante comparar los métodos usados en varios estudios, especialmente en las investigaciones que describen diferencias y a veces incluso resultados contradictorios", ha añadido.
Así, este artículo recién publicado compara la metodología y los resultados del caso de control actual de la microbiota fecal intestinal, que engloba 16 estudios, representando a siete países cuyas poblaciones de estudio varían de 10 a 197 en personas con Parkinson y de 10 a 30 personas en el grupo de control de personas sanas. Estos estudios han registrado diferencias en más de 100 taxones que cubren todos los niveles taxonómicos, desde el phylum hasta el género o la especie, según la metodología.
RESULTADOS TODAVÍA INCONSISTENTES
Mientras que un gran número de hallazgos fueron puestos en cuestión en varios estudios, como el incremento de la 'Verrucomicrobiaceae' y la 'Akkermansia' y un descenso de la 'Prevotellaceae', los investigadores también encontraron numerosas diferencias. Actualmente, no hay consenso sobre los cambios específicos en la composición de la microbiota y sus implicaciones patofisiológicas debido a que "los resultados son inconsistentes, a las diferencias en las metodologías y a los factores de confusión", ha apuntado Scheperjans.
De acuerdo con ello, los procedimientos para el almacenaje de muestras ha variado considerablemente, pues casi todos los esudios usaron diferentes unidades de extracción de ADN, diferentes protocolos de secuenciación del mismo y diferentes métodos bioinformáticos y estáticos. Además, la población objeto del estudio difiere considerablemente en términos de edad, porcentaje de mujeres y en cuanto a las características de la enfermedad del Parkinson, tales como la duración de esta y el subtipo clínico, entre otros factores.
En este sentido, estos investigadores han recomendado métodos para incrementar la comparabilidad y la utilidad de los datos actuales de cara al futuro de los estudios de la microbiota. También proponen la integración de los datos ya disponibles para registrar los posibles factores de confusión. De igual forma, concluyen que los estudios del futuro en relación a este tema deberían girar en torno a cuestiones que son relevantes para el cuidado del paciente como, por ejemplo, si los cambios en la microbiota son diferentes entre el parkinson y trastornos comunes como múltiples atrofias del sistema.
"Los cambios específicos podrían servir como biomarcadores con los cuales reconocer el Parkinson o subtipos específicos de Parkinson", ha explicado Boertien. Detalla que "como los cambios en el intestino pueden ocurrir muy pronto dentro del marco de la enfermedad, esto podría ayudar a identificar a los pacientes en los primeros estadios de la enfermedad, posiblemente incluso antes de la aparición de síntomas en el sistema motor".
Si se combinan todos los datos, será más fácil distinguir los cambios que se asocian con Parkinson desde el inicio. Sin embargo, una investigación más profunda es necesaria para incrementar el entendimiento sobre el posible papel de la microbiota en la enfermedad, y es importante enfatizar que no existe un tratamiento basado en la microbiota a día de hoy. Ambos autores aconsejan a los pacientes de Parkinson no empezar tratamientos con probióticos o someterse a trasplantes relacionados con el intestino sin consultar con el médico para evitar daños potenciales.