MADRID 19 Nov. (EUROPA PRESS) -
El exceso de oxígeno en la sangre puede ser "nocivo" para las células del organismo ya que se oxidan y generan radicales libres, unas moléculas que sirven de "medio de comunicación" celular y cuyos niveles elevados favorecen la aparición del estrés oxidativo y están en el origen de enfermedades cardiovasculares, cáncer o el envejecimiento, según destacaron hoy varios expertos en la presentación del XVI simposium internacional de la Fundación Renal Íñigo Álvarez de Toledo (FRIAT) que se celebra hoy en Madrid.
De este modo, según señaló el investigador del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), Fernando Rodríguez Pascual, la presencia de radicales libres en "cantidades normales" son utilizados por las células del sistema inmune para enfrentarse a los patógenos, tanto virus como bacterias.
Sin embargo, en los últimos años se han detectado diferentes factores ambientales causantes de la elevación de radicales libres en el organismo, como la exposición a los humos de los vehículos de motor o los niveles altos de colesterol y glucosa en sangre, lo que favorece el incremento de la carga oxidativa y provoca envejecimiento.
En este sentido, "pese a que la evolución ha hecho que las células de nuestro organismo hayan desarrollado sistemas antioxidantes, con el envejecimiento dichos sistemas pierden eficiencia y, por tanto, el daño que producen los radicales es mayor", explicó Rodríguez Pascual.
Aunque esta carga oxidativa es "consecuencia de vivir en una atmósfera con oxígeno" y se están logrando avances en este campo, este investigador del CIB lamentó la "falta de biomarcadores para medir y controlar los niveles de estas moléculas", propiciados por la propia naturaleza química y reactiva de los radicales.
En el caso de la relación con la hipercolesterolemia y la diabetes, este experto destacó que hay estudios 'in vitro' y modelos animales que demuestran que "reduciendo el componente oxidativo se evita la aparición de lesiones o que éstas se vean atenuadas".
A partir de ahí, señaló, se podrán buscan dianas moleculares sobre las que se pueda incidir con fármacos y, de hecho, ya hay algunas moléculas "prometedoras" que en los próximos años se podrán incorporar a la investigación clínica.