MADRID, 31 Ago. (EDIZIONES) -
La vida en la Tierra surgió, aun no se sabe cómo, cuando la atmósfera y el clima de la Tierra era una 'sauna tóxica'. En concreto, hace 3.800 millones de años nacieron las primeras bacterias, a pesar de todo el tiempo transcurrido, apenas han evolucionado hasta hoy. El ser humano es portador de bacterias y tiene 400 millones de veces más dentro del organismo que sus propias células.
"En cambio, sí se sabe que el clima ha condicionado la evolución de la vida y de nuestra especie", afirma en una entrevista con Infosalus el médico experto en nutrición y alimentación, José Enrique Campillo, con motivo de la publicación de 'Homo climaticus. El clima nos hizo humanos' (Crítica).
Así , destaca que la climatología resulta determinante al poner a prueba a los seres humanos en una alternancia de ciclos climáticos fríos y cálidos que le han obligado a desarrollar adaptaciones fisiológicas para poder sobrevivir y cumplir con lo que el autor llama 'las fuerzas de la vida'.
Según indica, estas fuerzas de la vida (nutrición, reproducción, defensa y socialización) condicionan toda la evolución humana: la necesidad de cumplir estas funciones es lo que obligó a los seres humanos (así como a otros seres vivos) a evolucionar mediante las mutaciones genéticas, así como a la adquisición de cultura, que fueron pasando de una generación a otra hasta hoy.
De esta forma, en el libro plantea que muchas de estas adaptaciones, casi todas con cambio genéticos, que tuvieron que desarrollar nuestros ancestros para sobrevivir por las condiciones climáticas fueron entonces una gracia, pero con la que ahora tenemos que convivir, como es el caso de la diabetes, el síndrome metabólico, la hipertensión o problemas cardiovasculares, así como otros problemas fisiológicos, como las intolerancias alimentarias, la obesidad, la diabetes o el alzheimer.
Campillo destaca así que, puede ilustrar la adaptación del ser humano a la climatología para poder sobrevivir, la diabetes de los países nórdicos. "Es un dato muy curioso. La diabetes insulinodependiente en estos países prevalece de forma elevadísima por un gen que lo predispone", avisa.
Según señala, la hipótesis que hay es que los ancestros de la zona hace 60.000 años, en una etapa de plena glaciación, con todo congelado, no tenían ropas adecuadas, y pudieron sobrevivir por un gen que les permitía tener concentraciones de glucemia más elevadas de lo normal, que actuaban como anticongelante. Cuando hoy se ha llegado al mundo civilizado esa gracia que les permitió sobrevivir hace 60.000 años hoy se convierte en la diabetes tipo 1", advierte el experto.
Por otro lado, el doctor Campillo recuerda que hace unos tres millones de años se acrecentó la tendencia al enfriamiento global del planeta y comenzaron a sucederse una serie de picos abruptos en las temperaturas que se correspondían con períodos glaciales, separados por fases interglaciales cálidas más o menos largas. "Cada uno de estos ciclos duraba varios miles de años. La respuesta adaptativa para que nuestros ancestros superaran estas oscilaciones del clima fue el cerebro", señala.
Así con todo, Campillo resalta que está más que demostrado que el cerebro se ha convertido así en el "invento evolutivo" más idóneo para adaptarse a los cambios rápidos, ya que proporcionaba la capacidad de enfrentarse a diversos hábitats y climas, más que especializarse en un solo tipo de entorno. "Si llegaba el frío, el cerebro permitía matar a un bisonte, quitarle la piel y confeccionarse un abrigo que pudieran quitarse cuando llegara el calor. Esto no ocurrió de repente, sino que fue posible gracias a la acumulación de una serie de adaptaciones previas", sostiene el experto.