GRANADA, 23 May. (EUROPA PRESS) -
Un estudio realizado por científicos del Color Imaging Lab de la Universidad de Granada (UGR), pertenecientes al departamento de Óptica, ha demostrado que, en contra de la creencia popular extendida desde la segunda Guerra Mundial, los daltónicos no detectan el camuflaje mejor que los observadores normales.
En el siglo XX, durante la Segunda Guerra Mundial, circularon informes militares que sugerían que las personas daltónicas podrían detectar unidades enemigas camufladas más fácilmente que observadores normales y parece que ambos bandos desarrollaron estrategias militares utilizando soldados daltónicos para esta tarea creyendo que su condición de percibir los colores de forma diferente podría permitirles "romper el camuflaje" enemigo y salvar un mayor número de vidas y unidades militares en el campo de batalla, según detalla en una nota la Universidad de Granada.
Las personas con deficiencias en la visión del color (DVC) encuentran dificultades en su vida cotidiana en tareas como reconocer el mal estado de conservación de algunos alimentos, darse cuenta cuando la otra persona se sonroja, diferenciar entre jugadores de distintos equipos en los deportes, leer códigos de colores en mapas, identificar correctamente luces de tráfico o indicadores LED entre otras muchas.
Durante los últimos 30 años, investigadores internacionales han llevado a cabo experimentos en primates y humanos para apoyar o refutar la hipótesis de la ventaja de los observadores DVC para detectar camuflajes. Algunos trabajos apoyan dicha hipótesis, mientras que otros, no sólo la refutan, sino que afirman que los observadores con DVC están en desventaja respecto a los observadores normales.
Por último, algunos estudios también concluyen que tanto los observadores con DVC como los normales tienen el mismo rendimiento en la detección del camuflaje.
En la investigación realizada por científicos de la UGR se diseñaron y realizaron dos experimentos psicofísicos con observadores humanos normales y con observadores con DVC (tanto con dicrómatas como con tricrómatas anómalos).
Se midieron los tiempos que tardaron en identificar el objeto camuflado en dos experimentos: utilizando escenas naturales y estímulos creados sintéticamente. En general, el experimento con estímulos sintéticos se diseñó utilizando colores que resultan confusos para los observadores DVC rojo-verde y además se incluyeron patrones con combinaciones de color adicionales a las tradicionales rojo-verde utilizadas en trabajos anteriores.
Por otro lado, los estímulos del experimento con escenas naturales consisten en imágenes complejas que suelen ser escenarios más difíciles para que los observadores con DVC interpreten los elementos presentes en la escena basándose en su contenido de color.
Los resultados muestran que, en los experimentos realizados por la UGR, los observadores tricrómatas normales obtuvieron mejores resultados en ambos experimentos y en ninguno de los casos ningún tipo de observador con DVC obtuvo un rendimiento mejor que los observadores normales.
En el experimento con escenas naturales, los resultados coinciden con los encontrados en aquellos trabajos que concluyen que los observadores normales detectan mejor los estímulos camuflados que los observadores DVC.
Sin embargo, en el experimento de los estímulos sintéticos, los resultados obtenidos no coinciden con los encontrados previamente por otros científicos. En el experimento de la UGR, los observadores tricrómatas normales son más rápidos en encontrar los estímulos camuflados para todos los tipos de patrones de color, incluyendo el patrón de camuflaje rojo-verde.
La conclusión de los científicos de la UGR es que las diferencias encontradas entre observadores normales y con DVC sólo son estadísticamente significativas en ciertas condiciones restrictivas, y, en ningún caso, los observadores con DVC fueron mejores que los normales en estas tareas. Es cierto que, en todos los casos, los observadores con visión del color normal obtuvieron mejores resultados en la búsqueda de estímulos camuflados.
En el experimento con escenas naturales, las diferencias encontradas parecen ser tan pequeñas que los científicos no pueden estar seguros de que sean suficientes para ser consideradas.