MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
Científicos australianos han revelado que los infectados por las primeras variantes de COVID-19 en 2020 produjeron anticuerpos sostenidos, sin embargo, estos anticuerpos no son tan eficaces contra las variantes contemporáneas del virus.
El estudio, publicado en la revista científica 'PLOS Medicine', analizó el suero de 233 personas diagnosticadas de COVID-19 durante 7 meses y descubrió que el nivel de inmunidad a lo largo del tiempo depende de la gravedad de la enfermedad y de la variante viral. Muestran que los anticuerpos desarrollados durante la primera oleada tenían una eficacia reducida contra seis variantes, que van desde las observadas en la segunda oleada en Australia hasta las tres variantes preocupantes que han impulsado la pandemia mundial en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica.
El suero de los individuos infectados por el COVID-19 era interesante, ya que es la parte de nuestra sangre que contiene información crucial sobre nuestro sistema inmunitario. El análisis del suero permitió crear una línea de tiempo detallada del nivel de "anticuerpos neutralizantes" producidos contra la infección por COVID-19, y así ver si había inmunidad a largo plazo.
Los anticuerpos neutralizantes forman parte del arsenal de primera línea de nuestro sistema inmunitario que se activa durante la infección y la vacunación. Su función es proteger a las células que suelen ser el objetivo de un patógeno (como el virus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19) para que no se infecten. El nivel de respuesta de los anticuerpos neutralizantes puede ser un rasgo definitorio de la eficacia con la que nuestro organismo combate la enfermedad.
Curiosamente, también se identificó un grupo raro de "superrespondedores" como excepción. Este grupo de "superrespondedores" tenía un nivel estable y robusto de anticuerpos en todas las variantes de COVID-19. Los investigadores afirman que este grupo podría ser útil para investigar el potencial del plasma de convalecencia (que utiliza la sangre de personas que se han recuperado para tratar a otras), que hasta ahora ha demostrado ser ineficaz contra la enfermedad grave por COVID-19. Además, se podría estudiar detenidamente a los donantes clave y clonar sus anticuerpos para un futuro uso terapéutico.
Según sus hallazgos, las respuestas de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 se mantienen hasta siete meses después de la infección. Además, la respuesta inmunitaria se mantuvo estable en algunos individuos, y aunque disminuyó en otros, ningún individuo mostró una respuesta negativa durante el periodo de siete meses.
Los niveles de anticuerpos neutralizantes del virus se asociaron con la gravedad de la COVID-19, mientras que los anticuerpos generados después de la infección temprana mostraron una potencia de unión y neutralización de anticuerpos significativamente reducida a las variantes virales globalmente emergentes.