Un estudio relaciona los cambios moleculares con la COVID persistente un año después de la hospitalización

Archivo - Ilustración de la COVID persistente
Archivo - Ilustración de la COVID persistente - NATURE MEDICINE/ICAHN SCHOOL OF MEDICINE - Archivo
Publicado: viernes, 9 diciembre 2022 17:30

MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Mount Sinai Hospital (Estados Unidos) han publicado uno de los primeros estudios que asocian los cambios en la expresión génica sanguínea durante la COVID-19 con las secuelas posagudas de la infección por SARS-CoV-2, también conocidas como COVID persistente, más de un año después de la hospitalización por COVID-19 grave.

Los hallazgos, publicados en la revista científica 'Nature Medicine', ponen de relieve la necesidad de prestar más atención a la fase de infección para comprender mejor cómo los procesos que se inician entonces acaban desembocando en la COVID persistente, lo que podría ayudar a mejorar tanto las estrategias de prevención como las opciones de tratamiento para los supervivientes de la COVID-19 que experimentan síntomas persistentes tras la infección.

El equipo de investigación identificó, entre otros hallazgos, dos subconjuntos molecularmente distintos de síntomas de COVID persistente con patrones de expresión génica opuestos durante la COVID-19 aguda en las células plasmáticas, las células productoras de anticuerpos del sistema inmunitario.

En los pacientes que acabaron desarrollando problemas pulmonares, los genes de producción de anticuerpos eran menos abundantes. Sin embargo, en los pacientes con otros síntomas, como pérdida del olfato o del gusto y trastornos del sueño, los mismos genes de producción de anticuerpos eran más abundantes.

Estos patrones opuestos observados en las mismas células, así como otros patrones únicos adicionales observados en otros tipos celulares, apuntan a la existencia de múltiples procesos independientes que conducen a diferentes síntomas persistentes de COVID-19; estos procesos ya están presentes durante la infección aguda.

"Nuestros hallazgos muestran que los procesos moleculares que conducen a COVID persistente ya son detectables durante la infección por COVID-19. Además, vemos el inicio de múltiples caminos molecularmente distintos que conducen a COVID persistente, proporcionando un punto de vista único sobre las diferencias entre los síntomas a largo plazo", ha comentado uno de los líderes de la investigación, Noam D. Beckmann.

Los investigadores examinaron los datos de expresión génica en muestras de sangre de más de 500 pacientes hospitalizados con COVID-19 entre abril y junio de 2020. Más de 160 de estos pacientes proporcionaron evaluaciones autoinformadas de síntomas aún presentes seis meses o más después de la hospitalización.

El equipo analizó cada gen expresado en la sangre para determinar su asociación con cada síntoma persistente de COVID-19, teniendo en cuenta el ingreso en la UCI, la gravedad de COVID-19 durante la hospitalización, el sexo, la edad y otras variables.

A continuación, el equipo buscó asociaciones específicas para cada uno de los 13 tipos diferentes de células inmunitarias, incluidas las células plasmáticas. Por último, estas asociaciones se clasificaron en función de si coincidían con cambios en los niveles de anticuerpos específicos del virus en los pacientes.

"En el caso de los síntomas de COVID persistente, como los problemas de olfato o gusto, la conexión de la expresión génica de anticuerpos en las células plasmáticas con los niveles reales de anticuerpos contra la proteína pico del SARS-CoV-2 demuestra un vínculo directo con la respuesta del organismo al virus. Por otra parte, el patrón de expresión génica de los problemas pulmonares no coincide con los niveles de anticuerpos específicos del SARS-CoV-2, lo que pone de relieve los diferentes procesos inmunitarios que conducen a la COVID persistente y que son desencadenados por la COVID-19", ha destacado el autor principal del estudio, Ryan C. Thompson.

El equipo recuerda que la COVID persistente sigue estando mal definida y que los estudios futuros deberían tener en cuenta la fase inicial de la infección para caracterizar de forma más exhaustiva los procesos moleculares de la COVID persistente e identificar biomarcadores que puedan ayudar a predecir, tratar y prevenir los síntomas prolongados.