MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Texas A&M, en Estados Unidos, han evidenciado que el trasplante de células madre epiteliales intestinales (IESC, por sus siglas en inglés) de donantes sanos podría reparar la barrera intestinal después de un accidente cerebrovascular y mejorar los resultados del mismo.
Según una investigación reciente, dos tercios de los pacientes con ictus desarrollarán deterioro cognitivo, mientras que un tercio de todos los pacientes desarrollarán demencia, por lo que existe una necesidad crítica de terapias más efectivas que preserven la función cognitiva tras un ictus.
Aunque la investigación convencional sobre el tratamiento del accidente cerebrovascular se centra en el cerebro, el intestino responde de forma temprana y rápida al accidente cerebrovascular con cambios que pueden preceder a muchos de los eventos inflamatorios asociados con la enfermedad inducida por el accidente cerebrovascular.
Estos cambios en el intestino, como el aumento de la permeabilidad, probablemente resulten en el movimiento de productos que se sintetizan en el intestino hacia el torrente sanguíneo. Muchos de estos productos son tóxicos y, por lo tanto, pueden aumentar la inflamación y exacerbar la lesión cerebral inducida por un ictus.
La evidencia de una variedad de estudios demuestra que los IESC reparan el intestino y reducen la permeabilidad intestinal. Después de un accidente cerebrovascular, estos procesos de reparación pueden ser fundamentales para preservar la función cognitiva.
"Está claro que el eje intestino-cerebro está involucrado en la lesión después de un accidente cerebrovascular. Tener en cuenta los efectos de la salud intestinal en el cerebro después de un accidente cerebrovascular puede permitirnos avanzar de manera más efectiva en las terapias contra el accidente cerebrovascular", han detallado los investigadores.
Con eso en mente, Sohrabji y su equipo trasplantaron IESC primarios de donantes sanos después de un accidente cerebrovascular en un modelo preclínico. Los IESC de donantes jóvenes repararon la arquitectura intestinal y disminuyeron la permeabilidad intestinal y, en consecuencia, disminuyeron los niveles sanguíneos de proteínas y otras moléculas que son tóxicas para las células cerebrales.
El trasplante de IESC también evitó comportamientos depresivos y deterioro cognitivo en las semanas posteriores al accidente cerebrovascular. El trasplante IESC de donantes mayores no mejoró los resultados del accidente cerebrovascular, lo que indica que el éxito del trasplante depende de la edad del donante.
Todavía en la etapa preclínica, esta investigación destaca la importancia de la intervención terapéutica temprana después del accidente cerebrovascular y guiará las direcciones futuras del trabajo. "Los estudios futuros investigarán el refinamiento de la dosificación y el momento del protocolo. Un estudio sistemático del envejecimiento de las células madre también sería importante para explicar por qué los pacientes mayores experimentan accidentes cerebrovasculares más graves", han enfatizado.