MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
La rápida propagación de la variante del SARS-CoV-2, 20E (EU1), surgida en España a comienzos del verano de 2020, motivada por los viajes vacacionales, y extendida rápidamente por Europa, subraya la importancia de un esfuerzo de secuenciación genómica coordinado y sistematizado para detectar, rastrear y analizar variantes emergentes de la COVID-19, según la principal conclusión del último estudio del consorcio español SeqCOVID, que acaba de publicar la revista 'Nature' y que cuenta con la participación del grupo del CiMUS de la USC Genomas y Enfermedad, liderado por Jose C. Tubío.
"Nuestros resultados demuestran cómo una variante puede convertirse rápidamente dominante incluso en ausencia de una ventaja de transmisión sustancial en condiciones favorables en entornos epidemiológicos", explica Jose Tubío.
La vigilancia genómica es fundamental para comprender cómo los viajes pueden afectar a la transmisión del SARS-CoV-2 y, por tanto, "para diseñar futuras estrategias de contención en una situación normalizada de movilidad intercontinental", según el investigador del CiMUS.
Los responsables de la formulación de políticas necesitan una evaluación ágil sobre si una nueva variante aumenta la propagación del virus, evade la inmunidad preexistente o tiene diferentes propiedades clínicas.
En el caso de 20E (EU1) ninguno de estos factores parece haber cambiado sustancialmente, lo que lo convierte en un claro ejemplo de cómo los viajes, sumados a grandes diferencias regionales en la prevalencia, pueden conducir a cambios rápidos en la distribución de la variante sin una aparente transmisibilidad.
"Conscientes de que a largo plazo las restricciones de movilidad y los cierres de fronteras no son sostenibles, identificar mejores formas de reducir el riesgo de introducir variantes y garantizar que las que se introduzcan no se propaguen ampliamente, ayudará a los países a controlar el SARS-CoV-2", sostiene Castro Tubío.