MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela desmonta la conocida como 'paradoja del tabaquismo' y niega que, en contra de lo que se pensaba, los pacientes fumadores tengan mejor pronóstico que los no fumadores cuando sufren un infarto agudo de miocardio.
Así se desprende de los resultados presentados en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2015 de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que se está celebrando estos días en Bilbao.
Algunas investigaciones previas apuntaban a una menor tasa de mortalidad en pacientes fumadores que sufrían un infarto, algo que podía deberse a que eran más jóvenes y a que presentaban factores de riesgo menores y, por tanto, podían recibir tratamientos más agresivos, ha explicado José Ramón González-Juanatey, presidente de la SEC y autor de este estudio.
Para comprobar si había diferencias en los resultados dependiendo del tipo de análisis de datos, el equipo de este experto realizó, por un lado, un estudio retrospectivo a partir de una cohorte de 4.420 pacientes con diagnóstico de infarto entre 2004 y 2011, basado en el estudio multivariante.
Y además, para precisar lo máximo posible si realmente existe un beneficio residual de supervivencia para los fumadores tras el infarto, se llevó a cabo un análisis estadístico complejo llamado 'propensity-matched', es decir, se identificaron dos grupos con características clínicas muy similares, que solo se diferenciaban en si eran fumadores o no. En concreto, elaboraron dos grupos de 877 pacientes emparejados según la presencia o no de tabaquismo.
LOS FUMADORES SUFRIERON MÁS INFARTOS
En el primer análisis, entre los 4.420 pacientes de la cohorte, los fumadores eran más jóvenes, con menor tasa de hipertensión arterial, diabetes, dislipemia o insuficiencia renal crónica. Los fumadores sufrieron más infartos con elevación del ST, pero de mejor pronóstico que los no fumadores; y fueron sometidos a un mayor número de intervenciones coronarias percutáneas, así como una tasa mayor de tratamiento médico óptimo.
Durante el seguimiento inicial, casi el 30 por ciento de los pacientes fallecieron, pero los fumadores presentaron una tasa menor de mortalidad (12,3% frente a 31,1%). Ahora bien, cuando se realizó el ajuste exhaustivo 'propensity-matched', en la cohorte de 877 pacientes, no se encontraron diferencias en la mortalidad entre fumadores y no fumadores (16,1% frente al 16,5%).
"Nuestro estudio demuestra que la denominada paradoja del tabaquismo no existe, ya que cuando se utiliza un análisis estadístico que uniformiza el riesgo de los pacientes en base a otros factores, no observamos que existan diferencias", ha asegurado González-Juanatey, que reconoce que esta constatación es "muy importante porque existía una falsa relajación, en tanto en cuanto el fumador tenía infartos menos graves o con pronóstico no tan malo".
Asimismo, el hecho de que el tabaquismo pasivo, estar expuesto a un ambiente cargado de humo, aumenta el riesgo de infarto y de ictus alrededor de un 20-30 por ciento, es otro dato que desmonta la hipótesis de cualquier supuesto efecto protector del tabaco.