MADRID 24 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un estudio impulsado por la Agencia de Investigación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) señala que el tabaco y las alteraciones en el colesterol son las causas más importantes del infarto precoz, es decir, aquel que sucede antes de los 55 años en los hombres y por debajo de los 65 en las mujeres.
Estos resultados se han presentado durante el Congreso SEC25 de la Salud Cardiovascular y parten de un subanálisis del estudio GENAMI-Prevention, en el que han participado 20 hospitales españoles incluyendo a más de 500 pacientes con infarto agudo de miocardio y enfermedad coronaria obstructiva.
"Los pacientes con cardiopatía isquémica precoz presentaron diferencias clínicas relevantes frente a aquellos con debut más tardío. Presentaban menor prevalencia de hipertensión y diabetes, pero mayor prevalencia de tabaquismo activo e hipercolesterolemia, así como de antecedentes familiares de enfermedad coronaria", ha explicado el cardiólogo Héctor Bueno, especialista del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y firmante del estudio.
Los resultados revelan que el 47,4 por ciento de los pacientes con infarto precoz tenían hipertensión, frente al 66,6 por ciento de aquellos que sufrieron el infarto a una edad más avanzada. Lo mismo sucede con la diabetes, que padecían en menor medida los pacientes con infarto precoz (18,4%) que aquellos que sufrieron un infarto más tardío (34,8%).
Sin embargo, los pacientes más jóvenes tenían hábitos más perjudiciales, con un 60 por ciento que reconocía ser fumador activo, en comparación al 29 por ciento del grupo más mayor. También presentaban con más frecuencia antecedentes familiares de enfermedad coronaria, con un 17,8 por ciento, frente al 11,2 por ciento; así como hipercolesterolemia o colesterol alto, que sufría el 13,6 por ciento de jóvenes, frente al 7,8 por ciento.
PREVENIR FACTORES DE RIESGO
En cuanto al tratamiento, se realizaron más estudios invasivos del corazón, esto es, coronariografías, en el grupo joven y recibieron más frecuentemente medicamentos más potentes para prevenir la formación de coágulos sanguíneos, aunque el uso de aspirina, estatinas y fármacos para la insuficiencia cardiaca fue similar en ambos grupos.
"Estos resultados subrayan la importancia de identificar y manejar los factores de riesgo específicos en pacientes jóvenes con infarto, especialmente el tabaquismo y el colesterol, para mejorar su pronóstico y calidad de vida", ha precisado el doctor Bueno.
Este subanálisis se ha llevado a cabo con datos del estudio GENAMI-Prevention, cuyo objetivo era explorar qué factores específicos de género estaban presentes en las mujeres con infarto agudo de miocardio, si podrían explicar alguna de las diferencias entre hombres y mujeres en la atención al infarto y, el principal, si estos aspectos relacionados con el género influyen en la adherencia de las pacientes a las medidas de prevención secundaria, tanto farmacológicas como no farmacológicas, durante el año posterior al infarto.
"Este estudio refuerza la noción de que los factores de riesgo específicos de las mujeres, que generalmente no se recogen en la historia clínica cardiológica, son altamente prevalentes, al igual que otros factores relacionados con el género, que tienen influencia en el desarrollo de la enfermedad, en la calidad de la atención y los resultados", ha remachado Héctor Bueno.