MADRID 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Unidad Funcional de Investigación de Enfermedades Crónicas del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), en colaboración con investigadores de la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer (AECC), del CIBERNED, del Centro de Biología Molecular del CSIC y del Hospital 12 de Octubre, han logrado "afinar el lápiz" para desarrollar tratamientos eficaces y personalizados contra los gliomas.
Este tipo de cáncer, cuyo nombre se debe a su similitud con las células glía que están presentes en el sistema nervioso central y dan soporte a las neuronas, representa el 60 por ciento de todas las neoplasias cerebrales y se clasifican según su grado de malignidad. Además, suponen el dos por ciento de los tumores cerebrales primarios y los causantes del 7 por ciento de las muertes que se registran por cáncer.
"Nuestro trabajo se ha centrado en entender cómo es la progresión de la patología de estos tumores que son extremadamente agresivos y hemos logrado abrir la puerta para tener una estratificación completa cuyo resultado serían tres grupos distintos de gliomas con aplicaciones terapéuticas totalmente distintas", ha explicado a Europa Press uno de los autores del trabajo, Ricardo Gargini.
En concreto, el estudio, publicado en la revista de 'Science Translational Medicine', ha demostrado que la proteína TAU, que tradicionalmente se ha relacionado con diversas patologías degenerativas en el cerebro, está presente en las células de los gliomas regulando su actividad para promover la formación de nuevos vasos sanguíneos, que son fundamentales para el crecimiento de este tipo de cáncer.
Para ello, se ha basado en la caracterización de muestras tumorales de pacientes con gliomas, así como en el estudio de diversos modelos preclínicos, tanto con cultivo de células tumorales como con modelos animales. De esta forma, se ha observado que la proteína TAU está presente en los gliomas menos agresivos y que su expresión se pierde a medida que aumenta el grado de malignidad del tumor, por lo que, a juicio de los expertos, también podría servir como un marcador de buen pronóstico para los pacientes.
USO DE COMPUESTOS DERIVADOS DEL TAXOL
Al mismo tiempo, los científicos han demostrado que TAU regula la capacidad que tienen las células de glioma de promover la formación de nuevos vasos sanguíneos tumorales, los cuales son diferentes de los normales en el cerebro y su función es proveer de nutrientes a las células del glioma, favoreciendo un crecimiento más agresivo de los mismos. De hecho, los resultados han evidenciado que existe una correlación inversa entre la presencia de TAU en los tumores, y la cantidad de vasos "aberrantes" de los tumores.
Otra conclusión es que la función de la proteína TAU en los gliomas se puede imitar con compuestos derivados del taxol, que ya se utilizan como agentes antitumorales en otros tumores y que producen un efecto aditivo con la quimioterapia convencional de los gliomas.
Este hallazgo podría abrir la puerta a nuevas terapias basadas en el empleo de compuestos que ya estén aprobados para su uso en otros pacientes con cáncer o, incluso, en el uso de fármacos que hubieran sido inicialmente diseñados para pacientes con enfermedades neurodegenerativas.
"Parte de lo que refleja nuestro trabajo es que terapias más antiguas que se han utilizado para el tratamiento de estos cánceres, como por ejemplo el de mama, se pierden aplicar a los gliomas, ayudando así, y en combinación con otros tratamientos ya existentes, a hacer más eficiente la estrategia terapéutica que por ahora no funciona", ha comentado Gargini.
Finalmente, el trabajo también podría tener importantes implicaciones para caracterizar nuevas funciones de la proteína TAU en dichas patologías degenerativas, donde ya existen evidencias de la relevancia que podría tener la vasculatura cerebral de los pacientes en la evolución de la enfermedad.
"Como no es una aplicación terapéutica pura, sino que la estratificación de la enfermedad es una cosa muy real, creemos que nuestro trabajo se puede aplicar en los próximos años en la práctica clínica", ha zanjado el investigador.