MADRID 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
Una investigación conjunta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) ha revelado que las secuelas emocionales que más merman la calidad de vida entre las largas supervivientes de cáncer de mama son el distrés familiar, el miedo a la recurrencia, los problemas sexuales derivados de haber padecido cáncer y la fatiga crónica.
Además, el listado también considera otras variables como el dolor o los problemas cognitivos, así como la evitación social y la afectividad negativa.
Así lo indican los resultados de este estudio que se ha publicado en la Revista de la semFYC 'Atención Primaria' a través del artículo 'Factores determinantes de las mujeres supervivientes de cáncer de mama'. Esta es la primera iniciativa que ve la luz tras el acuerdo de colaboración alcanzado entre ambas organizaciones el pasado 4 de febrero.
En el estudio han participado 1.293 mujeres supervivientes de cáncer de mama de 18 a 75 años, a las que se les ha realizado un cuestionario y se ha tenido en cuenta la edad, el tiempo que llevan libres de enfermedad (fase de reentrada o menos de un año, entre uno y cinco años y más de cinco años) y de si se encontraban recibiendo tratamiento hormonal en el momento de la cumplimentación del cuestionario.
Los datos muestran que casi la mitad de las personas supervivientes informan niveles de moderados a severos de miedo a la recaída. Cabe señalar que en todas las dimensiones físicas se ha visto una tendencia a la reducción del malestar a medida que pasa el tiempo desde que finalizó el tratamiento para el cáncer. También la edad constituye una variable importante. Así, las supervivientes de menor edad puntúan más alto en todas las dimensiones referidas a problemáticas físicas, resultados que siguen la línea de estudios previos.
Desde la semFYC señalan que, gracias a las respuestas, el estudio ha detectado diferentes síntomas que deben ser tenidos más en cuenta cuando se evalúa la calidad de vida; los problemas emocionales como el miedo a la recurrencia y el distrés familiar afectan más de lo que se estimaba, según señalan los resultados obtenidos.
INEQUIDADES
Según señalan los autores, en el texto del artículo referenciando poner el foco en las cuestiones sociales, laborales y financieras es pertinente dado que las personas que sobreviven a un cáncer tienen 1,4 veces más probabilidades de estar en situación de desempleo que aquellas que no han pasado por la enfermedad.
En la muestra, poco más de un tercio de las pacientes tenían empleo (39%). Además, las supervivientes de cáncer con ingresos más bajos, menor nivel de educación, de origen étnico minoritario, desempleadas, con discapacidad o con un empleo precario en el momento del diagnóstico tienen un riesgo mayor de experimentar dificultades laborales después del cáncer.
Los autores indican que a estos problemas laborales se les suman otros relacionados con el ámbito financiero, encontrando impedimentos para acceder a créditos bancarios, seguros médicos y otras dificultades financieras en el ámbito material. "Estas dificultades están especialmente presentes en las personas supervivientes que se encuentran en edad laboral", añaden.
Es decir, "las personas diagnosticadas de cáncer experimentan los efectos de la toxicidad económica derivada de esta enfermedad, entendiéndose como las consecuencias económicas directas e indirectas y las dificultades laborales. Este sí es un problema detectado en esta investigación, aunque la puntuación otorgada indica que es un problema relegado a un segundo plano por las participantes", señalan en el texto.