MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un estudio, que asocia la infección por SARS-CoV-2 y la neuropatía de fibras pequeñas en la córnea, ha demostrado que la COVID-19 afecta a la salud ocular, incluso después de haber superado la enfermedad. Los daños se mantienen tanto a los tres, como a los seis y diez meses, según muestra la investigación realizada por diferentes centros investigación españoles.
Esta es la conclusión a la que ha llegado un equipo de investigadores formado por oftalmólogos y optometristas del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV), el Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA) y el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Dicho estudio se ha publicado en la revista 'The Ocular Surface' (la superficie ocular) y ha reunido a un grupo de pacientes que habían superado la enfermedad, examinados bajo microscopía confocal para obtener imágenes de las fibras nerviosas de la córnea. "El 91,3 por ciento de los pacientes presentaron alteraciones en el tejido
nervioso corneal, compatibles con una neuropatía de fibras periféricas", ha señalado el oftalmólogo Luis Fernández-Vega.
Los investigadores han indicado que las alteraciones morfológicas encontradas en las córneas de los pacientes han sido similares a las encontradas en córneas diabéticas y con enfermedad de ojo seco. "El dolor y la incomodidad concuerdan con los síntomas de estas enfermedades y se acompañan de pérdida funcional y alteración de la sensibilidad", ha señalado el experto del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, Alberto Barros.
Además, el informe recoge que, en algunos casos, empeoraban dichas alteraciones, lo que lleva a pensar a los investigadores que esas variaciones se pueden mantener a lo largo del tiempo
"Nos llamaba la atención, inicialmente, que hubiese pacientes que
perdían el olfato y eran incapaces de apreciar los sabores. Sabemos que la función somatosensorial de este sentido está mediada por el nervio trigémino y éste comparte una rama que inerva la córnea.
Pensamos que, valorando la inervación de la córnea, podíamos ver si había alguna alteración en ese nervio, asociada a una infección por coronavirus", ha subrayado la doctora Juana Gallar, del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández-CSIC de San Juan de Alicante.