MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
La famotidina parece mejorar las probabilidades de supervivencia de los pacientes con COVID-19, especialmente cuando se combina con aspirina, si se administra en dosis elevadas (el equivalente a unos diez comprimidos), según un estudio internacional publicado en la revista 'Signal Transduction & Targeted Therapy'.
En los primeros días de la pandemia de COVID-19, los médicos de Wuhan observaron algo sorprendente. Muchos de los pacientes de edad avanzada que sobrevivieron al virus eran pobres: no es exactamente el grupo demográfico que se esperaría que saliera bien parado en una crisis sanitaria.
Una revisión de los historiales médicos de los supervivientes reveló que un número significativo sufría de acidez crónica y tomaba un medicamento barato llamado famotidina, el ingrediente clave de 'Pepcid', que se utiliza contra la acidez estomacal. Los pacientes más ricos tendían a tomar el medicamento más costoso omeprazol, el principio activo del 'Prilosec'.
Normalmente, para averiguar si un fármaco es eficaz en el tratamiento de una determinada enfermedad, los científicos desarrollan ensayos clínicos prospectivos. Pero este método es caro y puede llevar años, señaló Bourne. Ante una pandemia mundial, resulta útil explorar otras opciones.
Este equipo internacional de investigadores se unió para analizar la información de una base de datos que contiene los historiales médicos de millones de pacientes de COVID-19 que viven en 30 países diferentes. El equipo redujo ese número a unas 22.000 personas, el mayor tamaño de muestra para un estudio sobre la famotidina y la enfermedad hasta la fecha.
El análisis del equipo demostró que los datos corroboraban las conclusiones de otros estudios a menor escala. El fármaco también parece dificultar la gravedad de la progresión de la enfermedad, lo que hace que los pacientes tengan menos probabilidades de llegar al punto de necesitar una intubación o un ventilador.
El siguiente reto era averiguar por qué. Los científicos realizan un extenso trabajo detectivesco para análisis médicos como éste, examinando la información existente y recurriendo a principios bioquímicos y moleculares para proponer una teoría cohesiva que ayude a dilucidar los patrones a escala de población que identifican.
Uno de los fenómenos más peligrosos que el COVID-19 puede desencadenar en el organismo es lo que se denomina tormenta de citoquinas, que es una amplificación potencialmente mortal de una respuesta inmunitaria. Cuando se enferma, el sistema inmunitario libera unas proteínas inflamatorias llamadas citoquinas que indican a las células inmunitarias cómo combatir la infección. Pero en las enfermedades más graves, la producción de citoquinas puede descontrolarse y desregularse.
La teoría del equipo es que la famotidina suprime esa reacción. Aunque se desarrolló con un propósito específico (bloquear los receptores de histamina que ayudan a producir ácido en el estómago), la famotidina, como todos los demás medicamentos, puede causar efectos secundarios. Los investigadores creen que la interferencia con las tormentas de citoquinas podría ser uno de ellos.
Pero los resultados del equipo no son ni mucho menos concluyentes. Otros estudios han ofrecido imágenes contradictorias de lo que la famotidina puede hacer por los pacientes con COVID-19: algunos han concluido que tiene un efecto neutro y otro incluso ha sugerido que podría ser perjudicial.
No obstante, el estudio del equipo, que se centra en la combinación de famotidina con aspirina y tiene un tamaño de muestra impresionantemente grande, ha arrojado más luz sobre un posible tratamiento barato y seguro que los médicos podrían recetar fácilmente. En medio de una crisis sanitaria internacional, el estudio también ha sentado importantes bases para nuevas investigaciones.