MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio desarrollado por el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) concluye que el calzado minimalista, una moda cada vez más extendida en España y otros países, proporciona una mayor inestabilidad al niño, al aumentar el riesgo de caídas durante el desarrollo infantil.
En concreto, el estudio, que compara los efectos de los distintos tipos de calzado infantil (convencional, 'Biogateo' y minimalista) sobre la forma de caminar, llega a la conclusión de que todos los calzados alteran el patrón de marcha descalzo.
Sin embargo, el calzado tipo minimalista no solo confiere mayor inestabilidad al niño que el calzado convencional o el 'Biogateo', sino que incluso le provoca más inestabilidad que caminando descalzo. Esto, entre otros problemas, estaría relacionado con un aumento en el número de tropiezos y caídas.
El hecho de ir calzado supone una extensión artificial del miembro inferior que el niño ha de gestionar durante el desarrollo de la marcha. Si este calzado no presenta una estructura funcional mínima, el niño tendrá que realizar un esfuerzo extra que se traduce en una mayor modificación del patrón de marcha y un menor control, lo que provoca un aumento de tropiezos y caídas.
En concreto, el estudio aprecia 0 por ciento de caídas con calzado convencional, al igual que con 'Biogateo' y con la marcha descalzo; frente a un 7,5 por ciento con calzado del tipo minimalista.
Además, el estudio no ha encontrado evidencias que sustenten las afirmaciones y creencias pseudocientíficas que vinculan el aporte de estabilidad del calzado convencional o del calzado 'Biogateo' a un efecto perjudicial para la salud futura de los pies.
"El calzado más adecuado para esta etapa es aquel que, además de proteger al niño del frío y del entorno cuando no es seguro, tiene una estructura funcional mínima adecuada para permitir la movilidad del pie sin reducir el control de la marcha", concluye el trabajo del IBV.
NIÑOS DE ENTRE 14 Y 25 MESES
Ante la falta de evidencia científica sobre los efectos de diferentes tipos de calzado en niños durante la fase de adquisición de la marcha, la marca de calzado infantil Biomecanics ha promovido este proyecto de investigación, liderado por un equipo multidisciplinar del IBV formado por especialistas en biomecánica del pie y de la marcha, con formación en Podología, Fisioterapia, Traumatología e Ingeniería, entre otras.
El estudio se ha realizado con una muestra de edades comprendidas entre los 14 y 25 meses, con bebés que llevaban al menos de 1 a 3 meses caminando de forma independiente y estable. Se usaron tallas entre la 19 y la 22 o equivalentes.
Precisamente, se realizó un estudio biomecánico, consistente en un análisis cinemático y dinámico de la marcha, de tres tipos de calzado: minimalista, sin contrafuerte o estabilizador externo y suela de espesor en el antepié en torno a 1 centímetro; convencional, con contrafuerte rígido, suela poco flexible y de espesor en el antepié mayor a 1 centímetro; y 'Biogateo', sin contrafuerte, con estabilizador externo flexible y suela de espesor en el antepié menor de 1 centímetro.
Así las cosas, los investigadores recuerdan que el soporte estructural en el calzado mejora el control medio lateral del talón en el contacto inicial del pie sobre el suelo. En este sentido, concluyen que el calzado 'Biogateo' aporta más control medio-lateral en el contacto inicial del talón y el apoyo del pie sobre el suelo, lo que reduce el riesgo de inestabilidad.
Asimismo, según los investigadores, el calzado debe facilitar la flexión de la articulación metatarsofalángica durante la fase de despegue. Todos los calzados estudiados reducen la movilidad de la articulación metatarsofalángica respecto al pie descalzo.