Estrés, diabetes y aumento de peso: una relación peligrosa que no deberías ignorar

Archivo - Estrés
Archivo - Estrés - TERO VESALAINEN/ ISTOCK - Archivo
Infosalus
Publicado: lunes, 22 septiembre 2025 8:31

   MADRID, 22 Sep. (EDIZIONES) -

   El estrés no sólo afecta tu ánimo o a tu sueño, sino que también puede tener un impacto directo en tu metabolismo. Cuando se prolonga en el tiempo, los niveles altos de cortisol, más conocida como 'hormona del estrés', pueden elevar la glucosa en sangre, favorecer la resistencia a la insulina, acumular grasa abdominal, y hacer que comas más y peor. ¿El resultado? Mayor riesgo de obesidad, de diabetes tipo 2, y de descontrol metabólico.

   "Muchas personas relacionan el estrés con la ansiedad, con el cansancio, o con el dolor de cabeza, pero no con enfermedades metabólicas como la diabetes o la obesidad. Sin embargo, hoy sabemos que el estrés crónico puede alterar profundamente el metabolismo y dificultar el control de enfermedades como la diabetes", advierte durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus Rocío Villar Taibo, facultativo especialista en Endocrinología y Nutrición en Santiago de Compostela, y vocal de la Sociedad Española de Diabetes (SED), quien alerta así de que el estrés crónico no sólo nos hace sentir que no podemos cumplir con las exigencias del día a día, sino que también podría influir en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

   De hecho, señala que en la práctica clínica se ve que aprender a manejar el estrés puede marcar una gran diferencia en el bienestar y en el control glucémico de los pacientes. "Por eso, es fundamental que tanto la población general como las personas con riesgo metabólico o con diabetes entiendan que 'cuidar la mente' también es una forma de cuidar el cuerpo", asevera esta especialista.

EL PELIGRO DEL ESTRÉS CONSTANTE

   Cuenta la doctora Villar que cuando vivimos en un estrés constante, el cuerpo produce más cortisol de lo normal, y esto puede hacer que aumente el nivel de azúcar en sangre. Si esta situación se mantiene en el tiempo puede favorecer, tal y como prosigue, la aparición de resistencia a la insulina, que es el primer paso hacia la diabetes tipo 2 (la más habitual en los adultos).

   Aquí recuerda esta miembro de la SED que el cortisol es una hormona que fabrica nuestro cuerpo en situaciones de estrés, ya sea físico (como una infección o un traumatismo), o emocional. Sostiene que su función principal es ayudarnos a "sobrevivir" en momentos de tensión: "Aumenta la glucosa en sangre para que el cerebro y los músculos tengan energía rápida, y también influye en la presión arterial, en la inflamación, o en el ritmo de sueño. Es necesaria para el equilibrio del cuerpo, pero cuando se mantiene alta durante mucho tiempo, puede tener efectos perjudiciales, sobre todo en el metabolismo".

SI TIENES ESTRÉS, TAMBIÉN MÁS POSIBILIDADES DE DIABETES

   Así, dice esta endocrinóloga que algunos estudios han visto que las personas con más estrés tienen más probabilidades de desarrollar diabetes, aunque los resultados no siempre son iguales: algunas investigaciones han encontrado más asociación entre estrés crónico y diabetes en mujeres, otras en hombres o en personas con prediabetes.

   "Además, cuando se tienen en cuenta otros factores como la actividad física, o el estado de salud general, esa relación se debilita en algunos casos. También se ha visto que el estrés puede relacionarse con más obesidad. Por tanto, aunque aún falta evidencia científica para poder afirmarlo con total seguridad, todo indica que el estrés mantenido en el tiempo puede afectar a nuestro metabolismo y aumentar el riesgo de diabetes, especialmente en personas más vulnerables", remarca.

   Con ello, alerta de que algunas señales de alarma que nos indican que el estrés está afectando al metabolismo, aunque no siempre se atribuyen al estrés, pero si se mantienen, es importante consultarlo con un profesional, son:

   Cambios de peso sin motivo claro, especialmente aumento de peso abdominal. Niveles de glucosa descontrolados, tanto en personas con diabetes como sin ella. Aumento de la presión arterial. Dificultad para dormir o sueño poco reparador. Cansancio persistente, incluso durmiendo lo suficiente. Mayor apetito o antojos frecuentes de alimentos calóricos. "El estrés puede alterar tanto el metabolismo como el comportamiento alimentario. Los niveles elevados de cortisol asociados al estrés hacen que muchas personas tiendan a buscar alivio rápido en alimentos calóricos y poco saludables: dulces, comida rápida, snacks salados, por ejemplo. Es lo que llamamos 'hambre emocional' y puede aparecer hasta en el 70% de las personas", sostiene.

   En el corto plazo, tal y como subraya esta vocal de la Sociedad Española de Diabetes, permite aliviar temporalmente el estrés, convirtiéndose en una forma de afrontamiento, ya que el estrés influye en los centros del cerebro que regulan la recompensa y el apetito. "No obstante, con el paso del tiempo y, sobre todo si se asocian otros factores como el sedentarismo, tiene consecuencias muy negativas para la salud, como el aumento de peso y el deterioro de la salud metabólica", agrega.

   Además, resalta que la elevación crónica del cortisol por estrés favorece la acumulación de grasa, sobre todo en la zona abdominal, que es un factor clave en el desarrollo de alteraciones del metabolismo. "Técnicas como el mindfulness, que ayudan a identificar las señales reales de hambre y saciedad y a reducir los patrones de alimentación impulsiva, pueden ser útiles en estos casos", agrega.

CUIDADO SI YA TIENES DIABETES Y ESTRÉS

   En personas que ya tienen diabetes, advierte de que el estrés también puede hacer que las cifras de glucosa se descontrolen, incluso aunque sigan bien su tratamiento. "Además, el estrés puede influir en hábitos poco saludables, como dormir mal, moverse menos o comer de forma más desordenada, lo que complica aún más el control de la enfermedad", avisa esta especialista.

   Es por esto por lo que recuerda que, desde la Sociedad Española de Diabetes, y otras entidades científicas se recomienda una combinación de estrategias en el marco del estilo de vida saludable, incluyendo:

   Alimentación equilibrada, evitando el picoteo emocional y el exceso de azúcares y grasas. Actividad física regular, como caminar, bailar o hacer yoga, que ayuda a reducir los niveles de cortisol y mejora el control glucémico. Rutinas de sueño saludables, manteniendo horarios regulares y evitando pantallas antes de dormir. Técnicas de relajación, como la respiración consciente, la meditación o el mindfulness. Apoyo psicológico: si el estrés es persistente o genera ansiedad o depresión, es recomendable contar con apoyo profesional.

Contador