MADRID, 2 Sep. (EUROPA PRESS) -
Dos décadas de un estilo de vida sedentario se asocia con un riesgo dos veces mayor de muerte prematura en comparación con la actividad física, según los resultados del estudio HUNT presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC 2019), que se celebran en París junto con el Congreso Mundial de la especialidad.
La autora del estudio, la doctora Trine Moholdt, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, en Trondheim (Noruega), explica que sus hallazgos "implican que para obtener los máximos beneficios para la salud de la actividad física en términos de protección contra la muerte prematura por cualquier causa y cardiovascular, hay que mantenerse físicamente activo. También se puede reducir el riesgo realizando actividad física más adelante en la vida, incluso si no seha estado activo antes".
El objetivo de este estudio fue evaluar cómo los cambios en la actividad física durante 22 años se relacionaron con la muerte posterior por todas las causas y por enfermedades cardiovasculares.
La mayoría de los estudios que investigan la relación entre la actividad física y la longevidad han preguntado a los participantes sobre su nivel de actividad física solo una vez, y luego los siguieron durante varios años.
Pero la actividad física es un comportamiento que cambia en muchas personas, por lo que es importante investigar cómo dichos cambios con el tiempo se relacionan con el riesgo de muerte en el futuro.
El estudio HUNT invitó a todos los residentes de Noruega de 20 años o más a participar en 1984-1986, 1995-1997 y 2006-2008. En los tres puntos temporales, se preguntó a las personas sobre su frecuencia y duración de la actividad física en el tiempo libre. El estudio actual utilizó los datos de la primera y tercera encuesta.
Un total de 23.146 hombres y mujeres fueron incluidos en el análisis. La actividad física se clasificó como inactiva, moderada (menos de dos horas a la semana) y alta (dos o más horas por semana). Los participantes se dividieron en grupos de acuerdo con sus niveles de actividad en cada encuesta.
Los datos de actividad física se vincularon con información sobre muertes hasta finales de 2013 utilizando el Registro de Causa de Muerte de Noruega.
El riesgo de muerte en cada grupo de actividad física se comparó con el grupo de referencia (aquellos que informaron un alto nivel de ejercicio durante ambas encuestas). Los análisis se ajustaron por factores que influyen en el pronóstico, como el índice de masa corporal, la edad, el sexo, el tabaquismo, el nivel educativo y la presión arterial.
En comparación con el grupo de referencia, las personas que estuvieron inactivas tanto en 1984-1986 como en 2006-2008 tuvieron una probabilidad 2 veces mayor de muerte por todas las causas y un riesgo 2,7 veces mayor de morir por enfermedad cardiovascular.
Aquellos con actividad moderada en ambos puntos de tiempo tenían 60 por ciento y 90 por ciento de riesgo elevado de muerte por todas las causas y muerte cardiovascular, respectivamente, en comparación con el grupo de referencia.
La doctora Moholdt señala que existen recomendaciones claras sobre la cantidad de ejercicio que los adultos deben hacer para optimizar su salud, que son 150 minutos a la semana de intensidad moderada o 75 minutos a la semana de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa.
Pero agrega: "Un punto importante a destacar aquí es que los niveles de actividad física, incluso por debajo de los niveles recomendados, brindarán beneficios para la salud. La aptitud física es más importante que la cantidad de ejercicio --puntualiza--. Los médicos deben individualizar sus consejos y ayudar a las personas a realizar cantidades aún más pequeñas de actividad que mejorará el estado físico: esto incluye todos los tipos de ejercicio que te hacen respirar fuertemente".
"Haga actividades que le gusten y obtenga más movimiento en su vida cotidiana --continua--. Por ejemplo, camine a las tiendas en lugar de conducir, baje del metro una parada antes y use las escaleras en lugar del ascensor... y recomiendo a todos que se queden sin aliento un par de veces por semana".
En cuanto a aquellos que cambiaron las categorías entre las encuestas, las personas que pasaron de inactivas a altamente activas tenían un riesgo de mortalidad que estaba entre aquellas que estaban continuamente activas o continuamente sedentarias. En contraste, aquellos que pasaron de ser altamente activos a inactivos tuvieron un riesgo similar de morir que aquellos que estuvieron inactivos en ambas encuestas.
"Nuestros datos indican que puede compensar un estilo de vida previamente inactivo y cuanto antes se active, antes verá resultados positivos --dice la doctora Moholdt--. Mi consejo es establecer buenos hábitos de ejercicio lo más temprano posible en la vida. Los beneficios para la salud se extienden más allá de la protección contra la muerte prematura a los efectos en los órganos del cuerpo y en la función cognitiva. La actividad física nos ayuda a vivir vidas más largas y mejores".