MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio de la Universidad Autónoma de Madrid en el CIBERESP y el IMDEA de Alimentación ha evidenciado que seguir un estilo de vida mediterráneo se asocia con una reducción del dolor en adultos mayores.
El trabajo, publicado en la revista científica 'Mayo Clinic Proceedings', sugiere que una intervención en el conjunto del estilo de vida podría disminuir la necesidad de tratamientos analgésicos, pero sobre todo, la carga de discapacidad asociada al dolor persistente en estas personas.
El dolor es una condición común a todas las edades, sin embargo, es particularmente frecuente en los adultos mayores. Desafortunadamente, el tratamiento farmacológico actual tiene una efectividad limitada y no está exento de riesgos.
Sin embargo, "el dolor también puede abordarse con medidas no farmacológicas", comenta Mario Delgado-Velandia, estudiante del doctorado en Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). "De hecho, factores de estilo de vida modificables (como la actividad física o la dieta) tienen efectos antinflamatorios y antioxidantes que pueden modular el dolor y, por tanto, contribuir a su abordaje en adultos mayores", añade al respecto.
Pese a que se conocía el efecto de algunos factores del estilo de vida en el control del dolor, ningún estudio había evaluado el efecto conjunto de un estilo de vida en la evolución del dolor y de algunas de sus características.
"Por tanto, nosotros evaluamos la asociación entre adherencia a un estilo de vida mediterráneo y cambios en el dolor global y en tres de sus principales dimensiones (frecuencia, severidad del dolor, y número de localizaciones dolorosas) utilizando datos de 6562 adultos mayores que son parte de las cohortes 'Seniors-ENRICA-1' y 'Seniors-ENRICA-2'" comenta Fernando Rodríguez-Artalejo, catedrático del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública, y Microbiología de la UAM, miembro del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), e investigador principal de los estudios 'Seniors-ENRICA'.
Tras tener en cuenta el efecto de factores sociodemográficos y clínicos, los investigadores encontraron que al cabo de tres años una mayor adherencia al estilo de vida mediterráneo (valorado con la escala MEDLIFE) se asoció con una mejoría del dolor global y de sus dimensiones.
La escala MEDLIFE mide el consumo de alimentos típicos de la dieta mediterránea; hábitos alimentarios (por ejemplo, picar entre comidas); y la actividad física, el descanso y la convivialidad.
"La dieta mediterránea ciertamente ofrece beneficios para el tratamiento del dolor, sin embargo, nuestros resultados muestran que el conjunto del estilo de vida mediterráneo ofrece aún más beneficios que sólo la dieta. Nuevas investigaciones deberían estudiar los mecanismos sinérgicos de los factores contemplados dentro del estilo de vida mediterráneo", explica Mercedes Sotos-Prieto, autora principal de esta investigación, epidemióloga en la UAM y en el CIBERESP, y profesora adjunta en la Escuela T. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
Aunque los resultados fueron consistentes en las dos cohortes evaluadas, "nuevos estudios prospectivos y experimentales en poblaciones mediterráneas y no mediterráneas deben confirmarlos", resalta Rodríguez-Artalejo. "Nuestro estudio sugiere que una intervención en el conjunto del estilo de vida podría disminuir la necesidad de tratamientos analgésicos, pero sobre todo, la carga de discapacidad asociada al dolor persistente en adultos mayores", concluye la doctora Sotos-Prieto.