MADRID 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los hombres que son estériles parecen tener un mayor riesgo de desarrollar cáncer de testículos, según un estudio de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Archives of Internal Medicine'.
El cáncer de las células germinales testiculares, el más común entre los hombres jóvenes en los países desarrollados, se ha convertido en más prevalente durante los pasados 30 a 50 años. Existen pruebas de que la calidad del semen y la fertilidad masculina han disminuido durante este tiempo en los países ricos sin embargo se desconoce si ambos aspectos están relacionados.
Los científicos, dirigidos por Thomas J. Walsh, analizaron datos de 22.562 hombres de parejas que buscaban tratamientos de fertilidad entre 1967 y 1998. El factor de infertilidad masculina estaba presente en unas 4.549 de estas parejas. Sus registros se vincularon al de cáncer estatal, que incluía información sobre casos de cáncer confirmados entre 1988 y 2004.
Un total de 34 de los 22.562 hombres diagnosticados con cáncer testicular habían buscado un tratamiento de fertilidad al menos un año antes. En comparación con los hombres de la misma edad en la población general, aquellos en parejas que buscaban una solución a su esterilidad eran 1,3 veces más propensos a desarrollar cáncer testicular. Los hombres con resultados de infertilidad en sus pruebas eran 2,8 veces más propensos al cáncer testicular que aquellos sin este trastorno.
Según los investigadores, la interpretación de estos datos les hace considerar que la infertilidad masculina o su tratamiento podría causar cáncer testicular. Sin embargo, los autores señalan que es improbable que el tratamiento de la infertilidad sea el factor de riesgo puesto que se utilizan técnicas de reproducción asistida en vez de tratamientos médicos o quirúrgicos en el hombre.
Los autores creen que la posible explicación para esta relación entre infertilidad y cáncer de testículos sea una causa común que subyace a ambos trastornos. Los factores ambientales y los fallos en el proceso de reparación del ADN podrían contribuir a ambas condiciones, concluyen los autores.