MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un estudio dirigido por expertos del Centro de Enfermedades causadas por Mal Plegamiento, con sede en el Departamento de Química de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y la Universidad de Georgetown y los Institutos Nacionales de Salud, en Estados Unidos, revela que un compuesto de origen natural bloquea un proceso molecular que se cree que es la base de la enfermedad de Parkinson y suprime sus productos tóxicos. Los resultados, aunque sólo preliminares, sugieren que el compuesto, llamado escualamina, podría explotarse de diversas maneras como base de un posible tratamiento para la enfermedad de Parkinson.
El compuesto se ha utilizado previamente en ensayos clínicos para el cáncer y trastornos oculares en Estados Unidos y uno de los investigadores involucrados en este estudio está planteando la realización de un ensayo en pacientes con enfermedad de Parkinson, según informan en un artículo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'. Científicos de Países Bajos, Italia y España también desempeñaron un papel clave.
La escualamina es un esteroide que se descubrió en la década de 1990 en los tiburones, aunque la forma ahora utilizada por los científicos es un análogo sintético más seguro. Hasta la fecha, se ha investigado extensamente como una potencial terapia antiinfecciosa y anticancerígena, pero en el nuevo trabajo, los autores descubrieron que la escualamina inhibe drásticamente la formación temprana de agregados tóxicos de la proteína alfa-sinucleína, un proceso que se piensa que inicia una reacción en cadena de eventos moleculares que eventualmente conducen a la enfermedad de Parkinson. Sorprendentemente, también encontraron que puede suprimir la toxicidad de estas partículas venenosas.
Los investigadores probaron la escualamina en cultivos celulares en el laboratorio y en un modelo animal usando gusanos nematodos. Aunque sus hallazgos sólo representan un paso hacia un tratamiento para la enfermedad de Parkinson en los seres humanos, estos expertos consideran que sus resultados representan un progreso significativo.
Uno de los autores, Christopher Dobson, profesor del 'St John's College' y el Departamento de Química de la Universidad de Cambridge, señala: "Para nuestra sorpresa, encontramos evidencia de que la escualamina no sólo ralentiza la formación de las toxinas asociadas con la enfermedad de Parkinson, sino que también las hace menos tóxicas".
ABRE LA POSIBILIDAD DE TRATAR ALGUNOS SÍNTOMAS
"Si otras pruebas demuestran resultados exitosos, es posible que se pudiera desarrollar un medicamento a partir de la escualamina que trate al menos algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Podríamos entonces ser capaces de mejorar esto considerablemente mediante la búsqueda de mejores moléculas que aumenten sus efectos", añade.
El estudio derivó de la investigación dirigida por el doctor Michael Zasloff, profesor de Cirugía y Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos. Zasloff, que también fue coautor del último estudio, descubrió la escualamina en 1993 y desde entonces ha dirigido un extenso trabajo explorando su potencial como tratamiento para enfermedades como el cáncer.
En el nuevo estudio, los autores analizaron la capacidad de la escualamina para desplazar la alfa-sinucleína de las membranas celulares, un fenómeno observado por primera vez en el laboratorio dirigido por otro coautor, el doctor Ad Bax, de los Institutos Nacionales de Salud de Bethesda, Estados Unidos. Este hallazgo tiene implicaciones significativas para la enfermedad de Parkinson, ya que la alfa-sinucleína funciona uniéndose a las membranas de minúsculas estructuras parecidas a burbujas llamadas vesículas sinápticas, que ayudan a transferir los neurotransmisores entre las neuronas.
En circunstancias normales, la proteína ayuda al flujo efectivo de señales químicas, pero en algunos casos, funciona mal y en su lugar comienza a agruparse, creando partículas tóxicas dañinas para las células cerebrales. Este agrupamiento es el sello distintivo de la enfermedad de Parkinson.
Los científicos realizaron una serie de experimentos que analizaron la interacción entre la escualamina, la alfa-sinucleína y las vesículas lipídicas, basándose en trabajos anteriores de científicos de Cambridge que mostraron el papel vital que desempeñan las vesículas en la iniciación de los agrupamientos.
Descubrieron que la escualamina inhibe los grupos de la proteína compitiendo por los sitios de unión en las superficies de las vesículas sintéticas. Al desplazar la proteína de esta manera, reduce significativamente la velocidad a la que se forman las partículas tóxicas. Otras pruebas, llevadas a cabo con células neuronales humanas, revelaron otro factor clave: la escualamina también suprime la toxicidad de estas partículas.
Por último, el equipo estudió el impacto de la escualamina en un modelo animal de la enfermedad de Parkinson, mediante el uso de gusanos nematodos genéticamente programados para sobreexpresar alfa-sinucleína en sus células musculares. A medida que los gusanos se desarrollaron, la agregación de alfa-sinucleína hizo que se paralizaran, pero la escualamina evitó que la parálisis surtiera efecto. "Podríamos ver literalmente que el tratamiento oral de la escualamina no permitió que la alfa-sinucleína se agrupara y evitó la parálisis muscular dentro de los gusanos", resume Zasloff.
En conjunto, los resultados implican que podría emplearse la escualamina como base de un tratamiento dirigido a al menos algunos de los síntomas de la enfermedad de Parkinson. Zasloff anuncia que ahora está planeando un ensayo clínico con esqualamina en pacientes con enfermedad de Parkinson en Estados Unidos.
MÁS INVESTIGACIÓN SOBRE CÓMO TOMAR UN FÁRMACO CON ESTE COMPUESTO
Sin embargo, se necesitan más investigaciones para determinar cuáles serían los beneficios precisos de la escualamina y qué forma podría tomar cualquier fármaco resultante. En particular, aún no está claro si la escualamina puede llegar a las regiones específicas del cerebro donde tienen lugar los principales procesos moleculares que determinan la enfermedad de Parkinson.
Los investigadores sugieren que sería particularmente interesante comenzar a investigar la eficacia de la escualamina como un medio para aliviar ciertos síntomas. Si se toma por vía oral, por ejemplo, el compuesto puede aliviar el estreñimiento severo que muchos pacientes experimentan, dirigiéndose al sistema gastrointestinal y afectando a alfa-sinucleína en el intestino.
También es concebible que un tratamiento de este tipo producir señales en "cascada" a otras partes del cuerpo. "Dirigirse a la alfa-sinucleína en el intestino puede, en algunos casos, ser suficiente para retrasar el progreso de otros aspectos de la enfermedad de Parkinson, al menos para los síntomas relacionados con el sistema nervioso periférico", plantea otro de los autores, Michael Vendruscolo, del Departamento de Química de Cambridge.