MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las enfermedades crónico-degenerativas como la esclerosis múltiple, el Alzheimer y el Parkinson suponen un coste de 321,41 millones de euros en Cantabria, de los cuales 120 millones provienen de costes sanitarios directos y el resto de costes informales como el cuidado del paciente.
Por este motivo, la Universidad de Cantabria y el Grupo de Investigación en Economía de la Salud, con el apoyo de Sanofi Genzyme, han organizado una jornada para evaluar los servicios públicos como garantes de equidad.
Los estudios clínicos y económicos de coste asociados a las enfermedades neurodegenerativas en los países desarrollados resultan básicos para la asignación eficiente y equitativa de los recursos sanitarios públicos.
DESARROLLO DE LA JORNADA
Durante el evento se han presentado los resultados del trabajo 'Valoración económica y cuidados informales en enfermedades neurodegenerativa en Cantabria' realizado por David Cantarero, Carla Blazquez y Paloma Lanza.
Entre otros datos, se detalla que alrededor de un 1,9 por ciento de la población cántabra padece una enfermedad neurodegenerativa.
Otro de los temas que han resaltado es el tiempo medio de cuidado en este tipo de pacientes, que es de 70,26 horas a la semana. Además, los costes de atención y pérdidas de productividad de pacientes y familiares es de 20.210 euros anuales.
La dependencia del enfermo es la que marca el tiempo invertido en los cuidados. Tras los apoyos recibidos en hospitales, centros de salud y residencias, las familias son grandes proveedoras de servicios de apoyo a esos enfermos lo cual explica, en parte, la necesidad de asociacionismo.
Asimismo, el principal impacto económico es sobre la disminución de oportunidades laborales que estas enfermedades implican para el paciente y el cuidador principal.
En el evento han participado el gerente del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (HUMV), Julio Pascual; el profesor titular en Economía y responsable del Grupo de I+D+I en Economía de la Salud de la Universidad de Cantabria, David Cantarero; el neurólogo del Servicio de Neurología del HUMV, Agustín Oterino, y el director de la Cátedra de Economía de la Salud y Uso racional del medicamento de la Universidad de Málaga, Antonio J. García-Ruíz.