MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
La esclerosis sistémica o esclerodermia cuenta con nuevos criterios de clasificación y nuevas terapias, lo que supone un avance en la supervivencia de los pacientes y en su calidad de vida, según ha reconocido la reumatóloga del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid), Patricia Carreira.
Esta afirmación la ha realizado la doctora en el marco del II Curso de Esclerodermia y Capilaroscopia de la Sociedad Española de Reumatología, que ha contado con la colaboración de Boehringer Ingelheim.
Sobre estos nuevos avances, la doctora ha detallado que los criterios de clasificación son "mucho más sensibles" en la actualidad, puesto que ayuda a diagnosticar la enfermedad , al igual que los nuevos fármacos que han demostrado su eficacia o el uso extendido de la capilaroscopia, que ayuda a diagnostica la enfermedad en fases precoces.
Sin embargo, para la doctora Carreira, a pesar de los avances cosechados, "todavía ningún tratamiento ha demostrado mejorar la enfermedad de forma global", debido a que no hay biomarcadores que permitan identificar qué pacientes desarrollarán las manifestaciones más graves. "La mortalidad en la esclerodermia es todavía la más alta entre las enfermedades reumáticas autoinmunes sistémicas", ha sostenido.
En relación con la COVID-19, el jefe de servicio de reumatología del Hospital 12 de Octubre, José Luis Pablos, ha comentado que "no existen datos sobre la incidencia del virus en pacientes con esclerodermia", y ha añadido que "los datos que se refieren al conjunto de pacientes con enfermedades autoinmunes en el que se incluye no indican una incidencia aumentada".
Sin embargo, ha puntualizado, que varios estudios señalan a una incidencia de los casos que requieren hospitalización en pacientes con enfermedades autoinmunes agregadas mayor que en la población general o que en otros grupos como los de pacientes con artritis crónicas.
"En la esclerodermia confluyen varios factores de riesgo confirmados en otras poblaciones de enfermedad severa o mortal, como son la afectación orgánica pulmonar, cardíaca o renal, la edad avanzada y el uso de fármacos inmunosupresores, por lo que deben considerarse como pacientes de alto riesgo", ha manifestado.
No obstante, José Luis Pablo ha remarcado que existe un registro de casos COVID-19 que parecen confirmar el riesgo, particularmente de los pacientes con afectación pulmonar "pero esto aún no ha sido publicado".
Respecto a la vacunación frente a la COVID-19, el doctor prevé que los pacientes con esclerodermia serán llamados a una tercera dosis. "Sin embargo, esta estrategia deja fuera a los pacientes con afectación sobre todo intersticial pulmonar que no estén actualmente recibiendo estos tratamientos, que siguen representando un grupo de alto riesgo", ha advertido.
ESCLERODERMIA Y EMBARAZO
Durante el curso, también se ha abordado la situación de las pacientes embarazadas. En este caso, la doctora Esther Rodríguez, del servicio de reumatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, ha afirmado que se mantienen estables o experimentan mejoría de algunos síntomas durante el embarazo mientras que los problemas digestivos empeoran. "Además, pueden tener un mayor riesgo de sufrir preeclampsia, partos prematuros o retraso del crecimiento intrauterino, derivado de la alteración del endotelio vascular que produce la enfermedad", ha comentado.
Respecto a su abordaje, a juicio de la experta, deben tener un seguimiento multidisciplinar y en consultas de embarazo de alto riesgo. Es importante que tengan la enfermedad estable al menos seis
meses antes de planificar el embarazo y con un tratamiento que sea seguro durante la gestación.
En ocasiones, ha añadido, que se debe contraindicar el embarazado puesto que se podría poner en riesgo la vida de la madre. Aunque en otros momentos se puede recomendar postponer el embarazo, como en los casos de hipertensión arterial no controlada o cuando la enfermedad acaba de debutar.