MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han identificado el papel que juega la enzima Nek9 en el proceso de división celular, controlando las fases iniciales de este proceso.
En su trabajo, que publica en su último número la revista 'Current Biology', han visto que esta enzima se encuentra en el centrosoma, un orgánulo celular que organiza la primera fase de la división celular, concretamente la formación del huso mitótico, la máquina molecular que se encarga de separar los cromosomas en dos grupos iguales en las dos células resultantes.
"Cuando los niveles de Nek9 son bajos, la separación de los centrosomas no se realiza de forma correcta", explica el científico Joan Roig, principal investigador del estudio, que destaca la trascendencia de esta pieza en todo el proceso.
De hecho, la separación de los centrosomas está altamente controlada. Y para garantizar el éxito, la célula tiene muchos mecanismos diferentes, a menudo redundantes, de forma que si falla un mecanismo, otro lo sustituye. Pero en este caso, Nek9 parece ser una pieza esencial, ya que niveles bajos de la enzima resulta frecuentemente en una división celular incorrecta.
Curiosamente, niveles demasiado elevados de Nek9 no parecen producir efectos negativos, quizás por estar la actividad de esta fuertemente regulada.
En el trabajo, los científicos han demostrado que Nek9 desencadena una cascada de efectos que afecta a varias proteínas, y que a su vez controla la proteína quinesina Eg5, un motor molecular que controla los movimientos para la separación correcta de los centrosomas.
POSIBLE DIANA PARA TRATAR EL CÁNCER
Esta quinesina, de hecho, ya se está estudiando como posible diana para el tratamiento del cáncer, por su implicación en el desarrollo de tumores, ya que alteraciones en la separación de los centrosomas pueden ser causa de aneuploidías (alteración en el número de cromosomas), y resultar en abortos, retraso mental, cáncer y otras patologías. Según recuerdan los autores, las células tumorales muestran frecuentemente anormalidades en el comportamiento y número de centrosomas.
Una parte de los experimentos se ha realizado sobre células humanas, en los laboratorios del IBMB-CSIC y el IRB Barcelona, pero para completar el estudio se han utilizado también huevos de rana, un modelo utilizado por el equipo dirigido por Isabelle Vernos, del Centro de Regulación Genómica (CRG) que permite abordar cuestiones sobre la división celular de difícil resolución en otros modelos.
Los resultados muestran que, además de Eg5, la Nek9 controla la proteína TPX2, inicialmente identificada y estudiada por el equipo de Vernos y que está frecuentemente alterada en tumores, regulando su localización y su unión a Eg5, permitiendo a este motor separar los centrosomas durante el inicio de la división de la célula.