MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
¿Sin tiempo para entrenar? La ciencia tiene buenas noticias: un compuesto natural que tu propio cuerpo produce durante el ejercicio puede imitar parte de sus beneficios. Esto significa que incluso si tu rutina diaria no incluye horas en el gimnasio, tu cerebro y tu cuerpo podrían seguir recibiendo algunos de los efectos positivos que normalmente obtendrías al moverte.
EL LACTATO: LA MOLÉCULA CLAVE QUE ACTIVA LA HORMONA DEL BIENESTAR
Investigadores de la Escuela Sueca de Ciencias del Deporte y la Salud en Estocolmo (Suecia) ha confirmado lo que los amantes del deporte siempre han sabido por experiencia: el ejercicio es bueno para el cerebro.
En concreto, según un nuevo estudio, publicado en 'Frontiers in Cellular Neuroscience', se ha podido comprobar cómo aumenta el flujo sanguíneo, inhibe las hormonas del estrés y estimula la liberación de endorfinas que nos hacen sentir bien. Así, se cree que una forma en que el ejercicio produce estos beneficios en el cerebro es mediante una cadena de procesos que finalmente resulta en la liberación de la hormona BDNF.
Producida por el hígado, el cerebro, el músculo esquelético y el tejido adiposo, se sabe que el BDNF promueve el crecimiento, la supervivencia y el mantenimiento de las células nerviosas.
Estudios previos han sugerido que la señal de inicio de esta cadena fisiológica es un alto nivel de lactato en sangre, un subproducto de la conversión de carbohidratos en energía en el músculo, el hígado y la sangre cuando el oxígeno es limitado, por ejemplo, durante el ejercicio de alta intensidad. Ahora, este nuevo estudio ha descubierto que los beneficios fisiológicos del ejercicio pueden ser parcialmente imitados por una simple infusión intravenosa de lactato.
CÓMO LOS CIENTÍFICOS SIMULAN PARTE DE LOS BENEFICIOS DEL DEPORTE
"Aquí demostramos por primera vez que dicha infusión produce niveles de lactato en sangre característicos del ejercicio de intensidad media a intensa. En última instancia, esto aumenta los niveles de la molécula precursora del BDNF, probablemente liberada por el músculo esquelético", relata el doctor Marcus Moberg, autor principal y profesor titular de la Escuela Sueca de Ciencias del Deporte y la Salud en Estocolmo.
Los autores realizaron un estudio cruzado aleatorio con 12 voluntarios sanos de entre 20 y 40 años. Tras ayunar durante la noche, se les invitó a recostarse mientras recibían una infusión intravenosa de lactato de sodio de una hora de duración y, entre siete y 30 días después, una infusión de solución salina de una hora de duración; o bien, estos tratamientos se administraban en orden inverso.
Se extrajo sangre de cada voluntario cada 10 minutos durante ambos tratamientos, así como a los 15, 30, 45, 60, 90 y 120 minutos posteriores. Se realizó una biopsia del músculo de la pierna antes e inmediatamente después de cada infusión de lactato, así como a los 60 y 120 minutos.
Un grupo de control de seis voluntarios adicionales se sometió exclusivamente a un tratamiento con solución salina, y también donó muestras de sangre y cuatro biopsias musculares. Los investigadores midieron la concentración de lactato en cada muestra de sangre o tejido muscular. Además, cuantificaron los niveles de pro-BDNF, una molécula precursora biológicamente activa del BDNF, además de su forma molecular madura, mBDNF, en plasma sanguíneo, suero y plasma pobre en plaquetas (es decir, plasma del que se han eliminado la mayoría de las plaquetas).
Como era de esperar, la concentración de lactato en sangre aumentó durante la infusión, alcanzando valores máximos similares a los que se obtienen normalmente tras el ejercicio de alta intensidad. Cabe destacar que la concentración de la prohormona pro-BDNF aumentó 15 minutos después de finalizar la infusión de lactato y se mantuvo alta durante las dos horas posteriores. Por el contrario, ni el nivel de pro-BDNF en el músculo ni el de mBDNF en plasma o suero variaron durante o después de la infusión de lactato.
POR QUÉ EL EJERCICIO INTENSO SIGUE SIENDO INSUSTITUIBLE
Los autores concluyeron que la infusión intravenosa de lactato es suficiente para aumentar los niveles de pro-BDNF en sangre, pero sin afectar los de mBDNF.
En otras palabras, la infusión de lactato por sí sola es suficiente para imitar algunos, pero no todos, los efectos fisiológicos del ejercicio de alta intensidad. Se espera que dicho aumento de pro-BDNF tenga efectos beneficiosos similares en la salud cerebral, independientemente del mecanismo subyacente.
No obstante, los investigadores matizan los resultados de esta investigación. "Más bien, especulamos que la intensidad del ejercicio es importante si el objetivo es la salud cerebral. Se recomienda realizar ejercicio de alta intensidad un par de veces por semana, exponiendo así al cerebro a altos niveles de lactato, para un envejecimiento neurológico saludable", detalla Moberg.
"En el futuro, estos hallazgos pueden ayudar en la prescripción específica e individualizada de ejercicio en entornos clínicos, especialmente para poblaciones con salud cerebral comprometida", insiste.
Además, dado que se sabe que el lactato ejerce efectos similares a los hormonales, existe la posibilidad de intervenciones farmacológicas. Esto requeriría investigación adicional para determinar el mecanismo exacto por el cual el lactato controla el metabolismo del BDNF en humanos.